asiared
15/03/2013
El número tres de los jemeres rojos, que gobernaron Camboya entre 1975 y 1979, fue detenido en el año 2007 y estaba siendo juzgado en Phnom Penh por un tribunal internacional mixto supervisado por Naciones Unidas. Ha muerto a los 87 años de edad.
El único jemer rojo condenado es Kaing Guek Eav, conocido como Duch, director de la prisión de Tuol Sleng y condenado a cadena perpetua en febrero de 2012 por ser el responsable de la muerte de 16.000 prisioneros.
Ieng Sary fue uno de los fundadores junto a Pol Pot, el “hermano número uno” de los jemeres rojos que establecieron el gobierno de la República Democrática de Kampuchea. Fue ministro de Exteriores y desde su cargo el encargado de atraer a la diáspora camboyana en occidente para que regresara y ayudara a reconstruir el país “liberado”, la mayoría murieron en campos de trabajo o torturados.
Ieng Sary estaba acusado de junto a Nuon Chen, el “hermano número dos”, y el jefe de Estado Khieu Samphan de crímenes contra la humanidad y de dirigir una campaña de asesinatos en masa. Todos se habían declarado inocentes y aseguraban no haber tenido ninguna responsabilidad.
Se calcula que más de dos millones de los siete millones de habitantes que tenía Camboya murieron en campos de exterminio o de desnutrición y enfermedades en campos de trabajo, en los escasos cuatro años que duró el gobierno de los jemeres rojos.
Junto a los tres procesados también estaba acusada la mujer de Ieng Sary, Ieng Thirith, de 81 años y ministra de Asuntos Sociales del régimen, que en septiembre de 2012 fue eximida del juicio por padecer Alzheimer.
La lentitud de la justicia puede frustrar que los escasos responsables que han sido fácilmente localizados, ya que no vivían escondidos, y finalmente acusados sean condenados debido a su avanzada edad.
Amnistía internacional ha pedido que se realice un juicio rápido contra los dos acusados, Nuon Chea y Khieu Samphan, que todavía están vivos para que los crímenes no queden impunes.
El tribunal mixto, formado por jueces camboyanos e internacionales, a pesar del apoyo de Naciones Unidas, ha tardado muchos años en constituirse y el trabajo es lento. Se empezó a trabajar para su constitución en la década de los noventa y no empezó a trabajar hasta 2006.
La mayoría de los responsables de este genocidio han quedado impunes. Su máximo dirigente, Pol Pot, murió en libertad, en la selva, en 1998.
El actual primer ministro de Camboya, Hun Sen, y hombre fuerte del país desde hace más de dos décadas, formó parte de los jemeres rojos y nunca ha mostrado simpatía por el proceso judicial, que asegura puede dividir a la sociedad camboyana.
Tras la caída de los jemeres rojos y la entrada del ejército de Vietnam en Camboya, Ieng Sary siguió jugando un papel de enlace con el gobierno chino, también formó parte de la guerrilla de los jemeres que se refugió en la selva camboyana, en la frontera con Tailandia.
Más tarde, en los 80, se hizo budista y fue acusado por sus compañeros de desertar junto a centenares de soldados y llevarse parte del dinero que habían amasado controlando el trafico de opio, piedras preciosas y madera.
Con la intervención de Naciones Unidas y el proceso de pacificación, que permitió el regreso del rey Norodom Sihanouk y la celebración de elecciones, Ieng Sary lideró un grupo de “jemeres rojos arrepentidos” que pidió el perdón real.
Ieng Sary, junto a su mujer, lo consiguieron y llevaron una vida estable, confortable y visible en la capital de Camboya, después de acusar a otros miembros del movimiento de las masacres. Se dice que incluso les otorgaron pasaporte diplomático.
Al constituirse, tras años de retraso, el Tribunal Internacional para juzgar los crímenes contra la humanidad, en 2007 fueron detenidos.