Redacción
28/03/2013
El nuevo gobernador del Banco de Japón advierte que la deuda del país no es sostenible, supera en un 200% el PIB, e insta al gobierno a implementar medidas para solucionar los problemas fiscales y reactivar la economía.
Haruhiko Kuroda, el recién nombrado gobernador de
l Banco de Japón (BOJ, siglas en inglés), ha comparecido en una comisión parlamentaria y ha advertido que el déficit del país
no es sostenible. Ha asegurado que las medidas fiscales adoptadas en los últimos meses pueden ayudar a reducir el déficit pero no serán suficientes para conseguir estabilizar la deuda pública a unos niveles aceptables en el medio y largo plazo.
Japón es el país desarrollado con mayor déficit fiscal. Kuroda ha señalado que la deuda bruta del estado podría superar en un 245% el PIB este año, según las estimaciones del FMI.
En su comparecencia el gobernador del BOJ ha insistido en que no se puede permitir que la deuda del estado siga creciendo y se mantenga anormalmente alta ya que la pérdida de confianza en las finanzas del Estado puede tener un impacto muy negativo en la economía.
Kuroda tomó posesión de su cargo hace unas semanas y se ha comprometido a impulsar una política de flexibilidad monetaria agresiva para reactivar la economía y conseguir un objetivo de inflación interanual del 2%. Para ello mantendrá las inyecciones de liquidez en el sistema con la compra de activos y no descarta incluso comprar deuda estatal a cinco años o a plazos más largos.
El gobernador ha rechazado la opción de comprar bonos extranjeros para evitar que Japón sea acusado de intervención en el mercado de divisas.
Atonía del consumo interno
A pesar de las medidas adoptadas por el gobierno nipón para reactivar la economía y la complicidad del Banco de Japón para estimular el crédito, la realidad es que la demanda interna sigue estancada.
Los datos de febrero muestran que las ventas minoristas han caído un 2,3% respecto al mismo periodo del año anterior. Una bajada que supera ampliamente las previsiones de una reducción del 1,2%.
Aunque el indicador de ventas minoristas del mes de febrero es decepcionante, en realidad muestra una ligera recuperación respecto a enero, pero es insuficiente.
El gobierno intenta acabar con una década de deflación, que se puede calificar de endémica para la economía japonesa. Para ello intenta estimular el consumo y que suban los precios. Ante la deflación los consumidores retrasan las compras esperando que los precios sigan cayendo.