Redacción
13/02/2013
La ley se ha aprobado coincidiendo con el quinto aniversario de la histórica petición de perdón del gobierno australiano, dirigido por Kevin Rudd, a la población aborigen por las injusticias que se le infligieron, especialmente a las llamadas “generaciones robadas”.
Desde 1910 a 1970, las leyes australianas obligaron a que unos cien mil niños aborígenes fueran separados de sus padres para ser criados fuera de sus comunidades en familias blancas o instituciones.
La actual primera ministra, Julia Gillard, ha asegurado que la aprobación de la nueva ley es un paso previo para modificar la actual constitución de 1901 con el propósito de que reconozca a los aborígenes y a la población de las islas del Estrecho de Torres como los primeros habitantes del país y, de esta forma también, se acepte su lengua y su cultura como parte de la historia de Australia.
En principio la convocatoria del referéndum estaba prevista para 2013. Era uno de los acuerdos que se pactó para que el Partido Verde y diputados independientes dieran su apoyo al Partido Laborista liderado por Gillard, que no obtuvo mayoría suficiente para gobernar en solitario.
Aunque la oposición, liderada por el conservador Tony Abbott, está de acuerdo con el proceso, la falta de apoyo popular para modificar la constitución ha obligado a Julia Gillard a aplazarlo y, a cambio, ha propiciado la aprobación de la nueva ley como "signo de buena fe" por parte del Parlamento.
El preámbulo de la legislación aprobada hoy señala que se necesitan más consultas para pulir los detalles del referéndum y así conseguir incrementar el apoyo de los ciudadanos australianos.
Cambiar la constitución no es fácil; se necesita que el referéndum se gane por una mayoría amplia a nivel nacional y también en cada uno de los estados. Australia ha celebrado hasta la fecha 44 referéndums, pero solamente ocho han tenido éxito, entro ellos, el que otorgó el derecho de voto a los aborígenes en 1967 y también el derecho a ser censados.