Redacción
25/01/2013
La reunión bilateral al más alto nivel pretende reconducir una crisis que amenaza la balanza comercial de las dos potencias de Asia y ha aumentado las tensiones militares.
Natsuo Yamaguchi es el presidente del partido Nuevo Komeito, que gobierna en coalición con el Partido Liberal Demócrata de Shinzo Abe. Yamaguchi es el político de más alto rango en visitar China desde que se desencadenó el conflicto hace más de un año y ha entregado a Xi Jinping una carta del primer ministro Shinzo Abe.
Los líderes de los dos países se han mostrado conciliadores en una rueda de prensa y han expresado la voluntad de mejorar las relaciones bilaterales y reconducir la crisis mediante el diálogo.
China y
Japón se enfrentan por la soberanía de unos pequeños islotes situados en el Mar de China Oriental que se conocen en japonés como Senkaku y Diaoyu en chino.
Japón controla las islas, pero China reclama su soberanía. El conflicto dura décadas, pero en 2012 cobró más relevancia tras la decisión del gobierno japonés de comprar tres de las islas a su propietario privado, un ciudadano nipón.
En China se produjeron importantes protestas contra intereses japoneses que obligaron a cerrar algunas fábricas de multinacionales niponas.
Paralelamente aumentó la tensión militar: barcos chinos entraron en lo que Tokio considera sus aguas territoriales y también se ha producido alguna violación del espacio aéreo al sobrevolar aviones chinos las islas.
La respuesta de Japón ha sido aumentar su presupuesto militar, por primera vez en la última década, y desplegar una ofensiva diplomática para conseguir hacer un frente común con otros países del Sudeste Asiático que también sufren las presiones de Pekín.
El conflicto ha enardecido los sentimientos nacionalistas en los dos países, en un momento en que curiosamente las dos naciones han pasado por un proceso de transición política. En China se ha celebrado el XVIII Congreso del Partido Comunista Chino que ha nombrado presidente a Xi Jinping y en Japón se han llevado a cabo unas elecciones que ha devuelto el poder a los conservadores.
Parece que el sentimiento nacionalista, que ha sido apoyado desde los dos gobiernos, una vez superado el cambio político se puede intentar reconducir.