Redacción
11/01/2013
El
paquete de estímulo contempla invertir en infraestructuras y ayudar a las empresas privadas con incentivos.
El plan es una de las primeras acciones de gobierno de Shinzo Abe, que intenta demostrar que la economía es su prioridad y para ello apuesta por la inversión pública con el objetivo de reactivar la economía, alejándose de las medidas de austeridad y contención del déficit que se aplican en otras regiones.
El nuevo plan de estímulo debe ser aprobado en el Parlamento, posiblemente el próximo martes, y se financiará a través de un presupuesto extraordinario. Para sufragarlo, al menos una parte, se estudia una nueva emisión de deuda, de los llamados “bonos de la reconstrucción”.
La tercera economía del mundo se encuentra técnicamente en recesión tras registrar dos trimestres consecutivos de contracción. La caída de las exportaciones, especialmente a la zona euro y a Estados Unidos, debido a la desaceleración de la economía mundial, unida al débil consumo interno ha dañado gravemente el crecimiento económico.
Los enfrentamientos con China, su principal socio comercial, por la territorialidad de unos islotes y el rearme de posiciones nacionalistas también han pasado factura a la balanza de pagos.
Además, Japón debe hacer frente a la reconstrucción de la zona afectada por el tsunami del 11 de marzo de 2011 y a los problemas de desabastecimiento energético que ha provocado. Abe ya ha anunciado que volverá apostar por la energía nuclear.
La fortaleza del yen, que lastra la competitividad de sus exportaciones, ha añadido un nuevo problema a la economía nipona que no consigue salir de la deflación.
Precisamente Shinzo Abe se ha comprometido a adoptar medidas para debilitar el yen y vigilar los movimientos de divisas.
Aunque la inyección de 116.000 millones reactive la economía, algunos analistas alertan que puede ser solamente una solución a corto plazo y que Japón necesita grandes reformas estructurales para salir de la larga situación de deflación.
La economía nipona es la más endeuda de los países desarrollados y hasta ahora los paquetes de estímulo no han conseguido reactivarla.