Redacción
22/01/2013
Las presiones del nuevo gobierno de Japón han surtido efecto y el Banco de Japón ha acordado una nueva y agresiva fase de flexibilización monetaria. También ha anunciado que duplica el objetivo de inflación, situándolo en el 2%.
El
Banco de Japón (BOJ) se ha comprometido a seguir inyectando liquidez en el sistema para reactivar la economía. El banco emisor ha anunciado que a partir de enero de 2014, cuando finalice el actual plan, introducirá un sistema de adquisición mensual de activos por valor de 145.000 millones de dólares sin fecha límite.
En 2012 el BOJ intervino en el mercado en cuatro ocasiones para comprar activos y el programa está abierto hasta diciembre de 2013. La medida ha sorprendido por ser incluso más agresiva de lo que se esperaba y muy similar a la adoptada por la Reserva Federal en Estados Unidos.
Además, el BOJ se ha plegado a las peticiones del recién elegido primer ministro, Shinzo Abe, y ha duplicado el objetivo de la tasa de inflación elevándola del 1% al 2%. La meta es acabar con la endémica deflación que vive la economía nipona.
Se espera que las medidas ayuden a debilitar el yen y, de esta forma, favorecer la competitividad de las exportaciones. Asimismo, se busca impulsar la inflación para estimular el consumo interno.
El anuncio se ha realizado en una inusual comparecencia conjunta del consejo del BOJ y el gobierno.
Shinzo Abe había prometido en su campaña electoral que la economía sería la prioridad del nuevo gabinete y que era necesario actuar con rapidez para poner fin a la deflación.
La respuesta del Banco de Japón parece que confirma el compromiso y se produce una semana después que el ejecutivo anunciara un ambicioso plan de estímulo, por valor de 116.000 millones de dólares, con el objetivo de crear 600.000 puestos de trabajo y aumentar el PIB al menos en dos puntos.
Puede que el impulso del nuevo gobierno sea el responsable de que el Banco de Japón haya revisado al alza las previsiones de crecimiento para el año fiscal 2013 (que finaliza en marzo de 2014) y las sitúe en el 2,3%, frente al 1,6% previsto el trimestre anterior.
A pesar de ello el organismo regulador advierte que la economía nipona seguirá afectada por la crisis global, hecho que no permitirá una clara recuperación de las exportaciones.