Redacción
28/01/2013
Birmania (Myanmar) recibirá 952 millones de dólares de ayuda en préstamos del Banco Mundial y del Banco Asiático de Desarrollo (BAD) para el impulsar la transformación económica y social del país.
La concesión de los préstamos representa un reconocimiento a las reformas llevadas a cabo por el gobierno.
El Banco Asiático de Desarrollo (BAD) ha aprobado la concesión de un préstamo por 512 millones de dólares, el primero que concede a Birmania en 30 años.
Por su parte, el Banco Mundial, que durante 25 años dejó en suspenso las relaciones con el régimen birmano, ha confirmado una ayuda de 440 millones.
El levantamiento de las sanciones internacionales a Birmania permite que regresen los préstamos, que se dedicarán a financiar proyectos de desarrollo social y económico.
Ambos créditos se materializan tras alcanzar un
acuerdo para eliminar parte de la deuda externa que Birmania dejó de pagar en la década de los ochenta.
Para ello se ha contado con la intermediación del Banco de Japón para la Cooperación Internacional, del gobierno de Noruega y del Club de París de Naciones Acreedoras, que se ha comprometido a cancelar la mitad de la deuda de Birmania con los países miembros.
La implicación de los dos donantes internacionales ayudará a atraer más inversión extranjera.
Birmania es uno de los países más pobres del mundo, pero tiene gran potencial de crecimiento ya que, además de la agricultura, tiene importantes reservas de gas natural.
Según las previsiones del Banco Mundial, la economía birmana crecerá un 6,3% en 2013, por encima del 5,5% que ha crecido en los últimos doce meses.
La transición política que está llevando a cabo el gobierno civil de Birmania salido de las urnas en noviembre de 2011 cuenta con el respaldo internacional, especialmente después que a la líder de la oposición Aung San Suu Kyi se le permitiera regresar a la vida política oficial y obtener un escaño en el parlamento.
Sin embargo, los enfrentamientos que en los últimos meses se han recrudecido entre las fuerzas armadas y los rebeldes de la etnia Kachin, en el norte del país, han generado preocupación. Se calcula que al menos hay cien mil desplazados.
Naciones Unidas, Estados Unidos y la Unión Europea han pedido al presidente Thein Sein que ponga fin a los enfrentamientos. Los conflictos armados con las minorías pueden poner en peligro los planes de ayuda de la comunidad internacional a Birmania.
El gobierno birmano debe llegar a acuerdos con once minorías étnicas que reivindican desde hace décadas autonomía para sus territorios. Con algunas, como la Karen, ya ha negociado un alto el fuego.