Redacción
02/01/2013
El mensaje conciliador y de acercamiento a Seúl contrasta con la prueba del lanzamiento de un cohete de largo alcance capaz de llevar cabezas nucleares realizada el 12 de diciembre y condenada por la comunidad internacional.
Kim Jong-un, que llegó al poder en diciembre de 2011, sigue marcando diferencias con sus predecesores e intentando modernizar la forma de gobernar. Es la primera vez en 19 años que un mandatario norcoreano se dirige a la nación en un mensaje televisado. El último mensaje lo protagonizó en 1994 su abuelo y fundador de la República Popular de Corea, Kim Il-Sung.
Su padre, Kim Jong-il, nunca utilizó la televisión para dirigirse al pueblo y a penas pronunció mensajes en público en sus catorce años de mandato.
El mensaje de Kim Jong-un habla de la necesidad de dar prioridad a las reformas económicas para desarrollar el nivel de vida del país, uno de los más pobres del Planeta y dependiente de la ayuda exterior para conseguir alimentar a su población.
El discurso, que ha sido reproducido como editorial en los tres principales diarios norcoreanos, todos estatales, aboga por el fin de la confrontación con Corea del Sur y por trabajar para la reunificación. A pesar de ello Kim Jong-un se ratifica en que consolidar y mejorar el poder militar sigue siendo una de las prioridades del país.
El régimen norcoreano continúa intentado esquivar las presiones diplomáticas jugando con la ambigüedad de sus acciones; por un lado desafía a la comunidad internacional con el desarrollo de su programa nuclear y por otro ofrece alguna forma de apertura y negociación.
El mensaje coincide con los debates en Naciones Unidas sobre la imposición de sanciones al régimen de Pyongyang por el lanzamiento del cohete y se produce semanas después de que la conservadora Park Geun-hye ganará las elecciones presidenciales en Corea del Sur, marcando el inicio de una nueva legislatura.