Japón celebrará elecciones generales el 16 de diciembre
El primer ministro, Yoshihiko Noda, ha disuelto el parlamento y ha convocado elecciones generales para el próximo 16 de diciembre. Noda cumple con la promesa realizada a la oposición de anticipar los comicios a cambio de su apoyo a la subida del IVA.
Redacción
16/11/2012
Yoshihiko Noda, que lleva al frente del gobierno unos escasos 15 meses, se encuentra presionado por la oposición, que le ha dado apoyo para sacar adelante reformas económicas cuestionadas en sus propias filas, por las escisiones en su propio partido y por la fuerte caída de la popularidad.
Antes de disolver el parlamento, el gobierno ha conseguido sacar adelante una reforma de la ley electoral y aprobar una nueva emisión de bonos del estado para financiar los presupuestos.
Japón se enfrenta a un proceso electoral en un escenario difícil. Los datos económicos constatan que la tercera economía del mundo no consigue recuperarse y está al borde de una nueva recesión. La crisis provocada por el tsunami y el accidente nuclear de Fukushima está lejos de superarse y obliga a un difícil cambio de política energética.
Además, las relaciones con China, su primer socio comercial, se han tensado por los contenciosos territoriales sobre algunas islas.
La oposición del Partido Liberal Demócrata (PLD) intentará recuperar el poder tras su histórica derrota de 2009. Los conservadores habían gobernado Japón prácticamente ininterrumpidamente desde el final de la II Guerra Mundial.
Shinzo Abe, primer ministro entre 2006 y 2007, será su candidato. Abe es un peso político fuerte del PLD y destaca por su voluntad de alcanzar acuerdos con China y rebajar la tensión.
El Partido Demócrata de Japón (PDJ) no ha conseguido capitalizar su triunfo de 2009, que acababa con casi medio siglo de poder conservador. La crisis mundial ha afectado directamente a las exportaciones niponas hundiendo su economía y, además, el gobierno nipón ha tenido que hacer frente a una gran catástrofe natural, el terremoto y posterior tsunami del 11 de marzo de 2011.
En estos tres años el gobierno ha tenido tres primeros ministros. Yoshihiko Noda llegó al poder en agosto de 2011, sustituyendo a Naoto Kan, que tuvo que dimitir por su criticada gestión de la crisis de Fukushima y que a su vez había sustituido a Yukio Hatoyama en junio de 2010. Éste había abandonado el gobierno al no poder cumplir su promesa electoral de clausurar la base norteamericana de Okinawa.
Sin embargo, la inestabilidad no es una exclusiva del gobierno demócrata; de hecho, en los últimos seis años, Japón ha tenido seis primeros ministros.
Yoshihiko Noda pretende poder seguir y evitar un nuevo relevo.
A priori las elecciones generales de diciembre presentan un escenario incierto en el que puede que se rompa el bipartidismo que domina la política japonesa desde hace más de medio siglo.
Según las encuestas, las dos formaciones mayoritarias, los demócratas del PDJ y los liberales del PLD, no consiguen conectar con la opinión pública y casi la mitad de la población se muestra indecisa sobre su voto.
En estos comicios se dibuja una nueva escena política con la irrupción de recién creadas formaciones que se suman a los partidos minoritarios tradicionales.
El populista Shintaro Ishihara, exgobernador de Tokio, ha abandonado el PLD para, a pesar de sus 80 años, liderar una renovación política y crear una tercera fuerza que acabe con el bipartidismo.
Ishihara se ha hecho famoso por sus declaraciones mediáticas y provocadoras, a veces calificadas de racistas y sexistas, además de defender un nacionalismo a ultranza. Propuso comprar a su propietario, con dinero público, tres islas del archipiélago Senkaku (Diaoyu, en chino) y consiguió recaudar catorce millones de euros en una campaña de suscripción popular.
El Partido Demócrata también ha sufrido escisiones tras la polémica aprobación de la ley que duplica el impuesto sobre el consumo. Ichiro Ozawa, exsecretario del PDJ y conocido popularmente como el “Shogun en la sombra”, abandonó la formación junto a cincuenta parlamentarios y ha creado un nuevo partido.
La emergencia de las pequeñas formaciones y su unión puede llevar a que el próximo gobierno japonés deje de ser prioritariamente monocolor para abrir una nueva etapa histórica de gobiernos de coalición.