Redacción
27/11/2012
Finalmente el independiente Ahn Cheol-soo se ha retirado de la carrera presidencial y ha pedido a sus seguidores el voto para el progresista Moon Jaen-in.
El próximo 19 de diciembre los surcoreanos tendrán que elegir un
nuevo presidente en sustitución Lee Myung-bak que finaliza su mandato de cinco años y no puede optar a la reelección. Aunque hay siete candidaturas, solo dos tienen posibilidades reales de ganar.
Park Geun-hye es la candidata del Partido Conservador Saenuri y aspira a convertirse en la primera mujer en acceder a la presidencia de Corea del Sur. La candidata de 60 años, es la hija del dictador militar Park Chung-hee, que gobernó el país entre 1961 y 1979, fecha en que fue asesinado por su jefe de los servicios secretos.
El pasado septiembre y en vista a su candidatura Park Geun-hye pidió perdón públicamente por las violaciones de los derechos humanos cometidos durante el gobierno de su padre.
Precisamente su contrincante, Moon Jae-in, el candidato del Partido Demócrata Unificado, fue encarcelado durante los años 70 por protestar contra el régimen militar de Park.
Hasta ahora las encuestas daban unos resultados muy igualados, pero la retirada de Ahn Cheol-soo puede desequilibrar la balanza.
La candidata conservadora es muy popular entre las clases acomodadas y la gente mayor, mientras que el demócrata Moon Jae-in intenta atraer a los jóvenes y a la parte de la sociedad surcoreana que desea un cambio.
La economía es el tema estrella de la campaña. La crisis internacional ha repercutido directamente en la desaceleración de las exportaciones surcoreanas.
Los dos candidatos han prometido mejorar el estado del bienestar, aunque desde ópticas diferentes. También coinciden en defender intentar recomponer las relaciones con Corea del Norte y romper con la política llevada a cabo por el actual presidente, Lee Myung-bak, de distanciamiento y recortes a la ayuda humanitaria.
Coincidiendo con la campaña electoral, los servicios secretos han alertado de movimientos que hacen esperar que Corea del Norte realice una
prueba de misiles de largo alcance.
Es la forma habitual en que el régimen de Pyongyang intenta estar presente y presionar durante el proceso electoral, aunque oficialmente han asegurado que el movimiento de equipos y camiones obedece a la puesta en órbita de un satélite.