Jorge Malena -
Publicado en Diario LA SEGUNDA (Chile)
15/11/2012
Mi visión adhiere a la línea de pensamiento desarrollada por el Dr. David Shambaugh en su obra China’s Communist Party:Atrophy and Adaptation (2007), en el sentido de que el PCCh tomó nota de las causas que llevaron al colapso a los partidos comunistas de la URSS y Europa Oriental, a partir de lo cual llevaron a cabo una serie de reformas para evitar que ello sucediera en China.
Dada la naturaleza incremental y multidimensional de estas reformas, las mismas no son tan fáciles de identificar y seguir el paso. Incluso, debido a que gran parte de estas reformas tiene lugar en el seno del partido gobernante (con el fin de fortalecerlo en vez de modificarlo), al observador occidental (más proclive a buscar una reforma política que transforme al sistema) se le puede terminar escapando una serie de detalles.
Lo antedicho es un elemento central, en virtud de que para muchos analistas en Occidente, si la reforma no tiende hacia la democracia, no es una reforma válida. En el caso chino, al PCCh no le interesa construir un sistema democrático multipartidista al estilo occidental. El objetivo principal del PCCh es fortalecer su poder y mantener la conducción del Estado como partido único.
En consecuencia, los miembros del PCCh observan la evolución de la sociedad que gobiernan, practican la introspección, se esfuerzan por adaptarse a las nuevas circunstancias, e implementan políticas preventivas.
Cambios en estrategia de crecimiento
Una muestra de este pragmatismo es la modificación de la estrategia de crecimiento que está teniendo lugar desde hace 3 años, consistente en no apoyarse primordialmente en el ingreso de inversión directa extranjera (a los efectos de construir una estructura productiva exodirigida), sino en dar mayor protagonismo al mercado interno y a la inversión pública, para evitar los efectos negativos de las crisis financieras internacionales.
En el corto plazo, existe una serie de retos de naturaleza socio-económica, tales como (a) atender las demandas de los trabajadores migrantes, y (b) poner fin a la burbuja inmobiliaria, los créditos incobrables, la creciente tasa de inflación y la apropiación de tierras.
En el mediano plazo, observo como principal desafío la construcción de un Estado de derecho, que logre extender los límites de la sociedad civil que se viene construyendo al amparo del éxito de la reforma y apertura económica.
Finalmente, en el largo plazo, las prioridades deberán ser contener el daño ambiental y paliar la creciente dependencia de alimentos, insumos y energía del exterior.
Todos estos elementos, de no ser atendidos, redundarían en malestar social, manifestaciones de descontento, pérdida de legitimidad del PCCh e inestabilidad política.
*
Jorge Malena, reconocido sinólogo y Dr. en Ciencias Políticas, es coordinador académico de la carrera “Estudios sobre China Contemporánea” de la
Universidad del Salvador (Buenos Aires, Argentina).
Artículo publicado en el DIARIO
LA SEGUNDA (Chile) , el Jueves 8 de Noviembre de 2012