Redacción
29/10/2012
El primer ministro indio, Manmohan Singh, realiza una profunda remodelación del gobierno, cambiando 22 cargos, con la mirada puesta en las elecciones generales de 2014. Rahul Gandhi no ha entrado en el ejecutivo y se reserva para dirigir el partido.
El primer ministro Singh ha definido su
nuevo gabinete como una combinación de juventud y experiencia. El nuevo ejecutivo incorpora a siete ministros nuevos y mueve de sitio a otros 15 altos cargos.
El heredero de los Nehru-Gandhi, Rahul, no ha entrado en el gobierno, aunque el primer ministro Singh ha asegurado que se le ha ofrecido la posibilidad.
Rahul Gandhi, el hijo de Rajiv y Sonia Gandhi, casi con toda seguridad será el próximo candidato a las elecciones por el Partido del Congreso. La decisión de no formar parte del gobierno y dedicarse de pleno a reforzar el partido puede que le ayude a no desgastarse y poder presentarse como una opción renovada y modernizadora para que siga gobernado el partido de siempre.
La importante
remodelación del gobierno, según la prensa india, hace sospechar un adelanto electoral. El gobierno de Singh vive un intenso proceso de desgaste debido a la desaceleración del crecimiento económico y a los graves casos de corrupción que en los últimos años le han salpicado.
Singh no sólo se encuentra con una fuerte oposición a su proceso de reformas para liberalizar la economía de la India en el parlamento. En las calles ha visto como crecían los movimientos sociales contra la corrupción, como el que ha liderado el activista Anna Hazare que han conseguido que se tuvieran que revisar algunas leyes como la del defensor del pueblo.
Posiblemente el cambio más relevante en el nuevo gabinete es el del ministro de Exteriores; Salman Khurshid, de 59 años y musulmán, sustituye al octogenario SM Krishna.
La elección de un musulmán para dirigir la diplomacia India se entiende como un guiño a la vecina Pakistán y una apuesta para mejorar las difíciles relaciones y avanzar hacia nuevos acuerdos.
El inconveniente es que Salman Khurshid ya se ha visto salpicado en un escándalo de corrupción. Se le ha involucrado junto a su mujer en el desvío der fondos de una ONG, acusaciones que él ha negado.
El principal partido de la oposición, los nacionalistas hindúes del Barathiya Janata (BJP), han calificado la remodelación de un vano intento de renovar la imagen del gobierno.