Redacción
23/10/2012
Keishu Tanaka, que juro el cargo el 1 de octubre, fue hospitalizado el viernes pasado con dolores en el pecho para realizarle un chequeo.
La dimisión se produce ante las presiones mediáticas que lo acusan de financiar irregularmente su campaña política y lo vinculan con la yakuza, nombre con el que se conoce a los grupos mafiosos en Japón.
En la prensa japonesa se ha acusado a Tanaka de recibir entre 2006 y 2009 unos cuatro mil euros de donaciones desde el extranjero, algo que es ilegal. A pesar que su equipo asegura que ya se ha devuelto la cantidad el escándalo no ha remitido.
Además Tanaka se ha visto obligado a reconocer que contribuyó a organizar hace 30 años un matrimonio para un miembro de la yakuza y también que ha asistido a fiestas ofrecidas por algún líder de una banda del crimen organizado.
El hasta ahora ministro de justicia ha durado en el cargo 23 días, un breve lapso de tiempo incluso para la convulsa e inestable política japonesa.
Su dimisión representa un nuevo golpe para la deteriorada popularidad del primer ministro Yoshihiko Noda, que sigue bajando en picado y que debe enfrentarse en breve a la convocatoria de elecciones.
Tanaka es el segundo ministro en dimitir en el año que Noda lleva al frente del ejecutivo. En septiembre de 2011 Yoshio Hachiro, ministro de Comercio e Industria, tuvo que abandonar el cargo tras describir de forma desafortunada como “ciudad de muerte” la zona cercana a la central de Fukushima.
Precisamente Noda realizó a principio de mes una profunda remodelación del ejecutivo, en la que cambio a diez ministros, para intentar contrarrestar la caída de popularidad en las encuestas debido a la aprobación de medidas impopulares, como una histórica subida del IVA, el deterioro de la economía y la difícil gestión de la crisis de Fukushima.