Redacción
14/09/2012
El gobierno japonés ha presentado un proyecto para ir sustituyendo gradualmente la energía nuclear hasta cesar totalmente la producción en 2030 y cerrar definitivamente todos los reactores nucleares en 2040.
El accidente nuclear de Fukushima ha provocado un
cambio drástico en la política energética con una apuesta decidida por las renovables.
Antes del accidente, las centrales nucleares suministraban un tercio de la energía que se consumía en Japón. Las autoridades pretendían aumentar está dependencia para conseguir que en 2030 el 50% de la energía que se consumiera en el país procediera de centrales nucleares.
El desastre nuclear de Fukushima ha cambiado la perspectiva y ha provocado una revisión del plan nacional de energía. El gobierno, presidido por Yoshihiko Noda, ha anunciado este viernes un nuevo proyecto para eliminar gradualmente el uso de la energía nuclear y sustituirlo por energías renovables, aunque de momento se deberá aumentar las importaciones de gas, petróleo y carbón.
De esta forma Japón se suma a Alemania en la decisión de abandonar la energía nuclear.
Antes del accidente del 11 de marzo de 2010 en la central de Fukushima Daiichi provocado por un gran tsunami, Japón era el tercer productor mundial de energía nuclear y contaba con medio centenar de reactores nucleares en funcionamiento.
En la actualidad sólo dos reactores están activos, el resto siguen en parada técnica a la espera de superar las pruebas de seguridad. A pesar del rechazo de la población a la energía atómica, el ejecutivo nipón contempla reanudar el funcionamiento de alguna central para mantener el suministro de energía a la espera de poner en marcha soluciones alternativas.
La decisión de abandonar la energía nuclear cuenta con una fuerte oposición en el sector empresarial que advierte que se producirá una escalada de precios de la energía que no será sostenible.