Redacción
05/09/2012
La
prensa oficial china ha preparado la llegada de la Secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, a Pekín con artículos de opinión en que se critica las presiones e injerencia de Estados Unidos ante lo que califican como reivindicaciones legítimas de su soberanía en el Mar del Sur de China, también conocido como Mar de China Meridional.
Los medios chinos acusan a Estados Unidos de ejercer de “alborotador” y de intentar socavar la posición de China ante sus vecinos asiáticos.
The New York Times ha destacado la especial agresividad de la prensa china ante la visita de Clinton.
Las disputas territoriales marítimas de Pekín con sus vecinos asiáticos actúan como “mar de fondo” en una visita que oficialmente pretende mejorar las relaciones bilaterales entre China y Estados Unidos.
China ha utilizado su habitual diplomacia de gestos para mostrar su malestar y sin dar explicaciones ha anulado la reunión prevista de Hillary Clinton con el previsiblemente futuro presidente del país, Xi Jinping.
El presidente
Hu Jintao ha recibido a la Secretaria de Estado con un discurso en que pide respeto por la soberanía e integridad de China. Unas palabras que recuerdan mucho a los argumentos que se utilizan con Taiwán y la política reivindicativa de “una sola China”.
Hillary Clinton realiza una visita oficial de dos días a China con una amplia agenda de negociaciones comerciales. La responsable de la diplomacia norteamericana llega a Pekín después de pasar por Indonesia donde han atendido las quejas de países aliados como Filipinas y Taiwán ante la creciente agresividad de China que reivindica la soberanía sobre las aguas y diferentes islas del Mar del Sur de China.
Clinton ha pedido que se articule una solución en el marco del ASEAN, propuesta que China rechaza ya que prefiere negociar por separado con cada país.
En los últimos años Estados Unidos impulsa una política más activa en el Sudeste Asiático, después de una década en que ha dedicado sus máximos esfuerzos a Irak y Afganistán. Ha apostado por aumentar su presencia a todos los niveles, incluido el militar, para intentar contener la expansión de China y no perder influencia en la región.
A pesar de las grandes declaraciones de intenciones, las dos primeras potencias mundiales no consiguen encontrar la forma de escenificar una buena relación. Puede que en estos momentos un cierto "enfrentamiento” beneficie a los dos gobiernos que están en pleno proceso de renovación.
Durante la última visita de Hillary Clinton a China, la dramática huida del activista ciego Chen Guangcheng a la embajada norteamericana, donde pidió asilo, tensó las relaciones entre los dos países. Parece que ahora no serán los derechos humanos, sino las apetitosas bolsas de gas y petróleo sumergidos en el Mar del Sur de China, en disputa entre los vecinos asiáticos, lo que enturbie las relaciones.