Redacción
La multinacional PesiCo ha anunciado que planea regresar con sus famosos refrescos al mercado birmano al levantarse parte de las sanciones internacionales. Los pasos dados por el gobierno en el proceso de transición propician el regreso de las inversiones a Birmania.
Los birmanos de momento podrán consumir Pepsi, 7-up o Mirinda, aunque para la democracia todavía tengan que esperar.
PepsiCo, uno de los principales fabricantes de refrescos del mundo, ha anunciado que
ha firmado un acuerdo con un distribuidor birmano para vender sus productos en el país y también estudia montar plantas de producción.
La multinacional abandonó el país en 1997, cuando se endurecieron las sanciones internacionales contra la junta militar birmana para aislar al régimen por su sistemática violación de los derechos humanos.
PepsiCo también colaborará con programas de la UNESCO centrados en la formación y capacitación profesional de trabajadores para ayudar a desarrollar el país.
Para PepsiCo la expansión en mercados emergentes, que pueden aportar millones de consumidores, es una prioridad. Su directa competidora, Coca-cola, también estudia regresar a Birmania.
La comunidad internacional apoya los pasos dados por el nuevo gobierno salido de las elecciones de 2010, entre los que se han incluido varias amnistías de presos políticos, cambios legislativos, conversaciones de paz con minorías étnicas y sobre todo la libertad para la líder opositora Aung San Suu Kyi, con el progresivo levantamiento de las sanciones.
El Banco Mundial anunció a principios de mes un
paquete de ayudas de 85 millones de dólares y la apertura de una oficina en Rangún para canalizar la financiación.