Corea del Norte necesita ayuda humanitaria urgente
Naciones Unidas ha activado la alarma: las recientes inundaciones en Corea del Norte han dejado al aislado país comunista a las puertas de una nueva hambruna si no recibe de manera urgente alimentos.
Redacción
03/08/2012
Funcionarios de la ONU han visitado las áreas afectadas y han podido comprobar cómo las aguas torrenciales han destruido no solo zonas habitadas sino grandes extensiones de cultivos de maíz, soja y arroz, los alimentos básicos de la escasa dieta de los 24 millones de norcoreanos.
La ONU ha activado el mecanismo de acción humanitaria a partir de una solicitud formulada por el propio régimen de Pyongyang para recibir alimentos, medicinas, combustible y equipos de sanitación.
Las inundaciones vienen a llevarse por delante el único sustento sobre el que viven millones de campesinos en un país ya tradicionalmente proclive a los episodios de hambruna debido a su alto grado de aislamiento político y económico.
La ayuda que requiere Naciones Unidas es de máxima urgencia puesto que los daños causados por las lluvias no son solamente en los campos cultivados, lo que compromete la cosecha, sino en los propios sistemas de alcantarillado, por lo que las aguas están contaminadas.
Los norcoreanos de las áreas más castigadas, dos provincias del centro y el este del país, necesitan sobre todo agua limpia para beber y poder lavarse, con lo que evitar el riesgo de brotes epidémicos.
Dos fuertes tormentas durante el mes de julio han dejado un duro balance de víctimas, al menos 119 muertos y decenas de miles de personas sin techo.
Ya en junio, Naciones Unidas advirtió que dos tercios de la población norcoreana sufría graves problemas para alimentarse.
En una segunda fase de la ayuda que ahora solicita Pyongyang, también será necesario el suministro de semillas y fertilizantes para garantizar una nueva cosecha.
Esta nueva crisis humanitaria llega en un momento especial para Corea del Norte, cuyo día a día se analiza con gran interés desde la comunidad internacional.
Bajo las riendas del joven y todavía poco conocido Kim Jong-un, hijo y nieto de sus predecesores en el liderazgo norcoreano, ha dado signos formales de relajación en la rigidez tradicional del régimen estalinista.
Más allá de hablar a las masas y dejarse acompañar por la que desde hace unos días sabemos que es oficialmente su esposa, Kim Jong-un no ha manifestado ninguna intención de revisar las líneas más duras del régimen, es decir, el arma nuclear como elemento de chantaje hacia el sur y sus aliados a cambio de ayuda económica y el rigor autoritario ejercido por su abuelo fundador y su padre.
Estados Unidos se ha mostrado dispuesto a enviar ayuda humanitaria a Corea del Norte pero asegura no haber recibido solicitud alguna de Pyongyang.