Redacción
09/07/2012
El IPC chino se reduce ocho décimas y cae hasta el 2,2%, el nivel más bajo de los últimos 29 meses. El control de la inflación da un respiro al gobierno para impulsar medidas de estímulo ante la desaceleración de la economía mundial.
La bajada de los precios de los alimentos es el principal responsable del recorte del Índice de Precios al Consumo, IPC, que en junio se ha situado en el 2,2% respecto al año anterior y lejos del 3% registrado en mayo.
El Índice de Precios del Productor, que mide el precio de las mercancías cuando salen de fábrica, ha bajado hasta el 2,1% y acumula cuatro meses de descenso.
A pesar de los datos, el riesgo de deflación, aunque a la larga pueda preocupar, de momento es un escenario que parece lejano. Se espera que la economía crezca alrededor del 7,8%, un valor aceptable para el gobierno. Los salarios también siguen subiendo.
El control sobre la
inflación permite al gobierno aplicar más medidas de estímulo. Las autoridades han previsto una inflación del 4% para todo 2012 y parece que es un objetivo realista.
Aunque desde el gobierno chino se asegura que no se repetirá un plan de inversiones públicas como el de 2008, si que se ve muy factible que se vuelva a reactivar el gasto público, especialmente en proyectos de infraestructuras, para impulsar el crecimiento de la economía.
El viernes pasado el Banco de China redujo los tipos de interés, por segunda vez en un mes, con el objetivo de activar el crédito y el consumo. No es la única medida de política monetaria que se ha adoptado para incentivar el crédito: desde noviembre pasado se ha reducido en varias ocasiones la tasa de reserva de capital exigida a los bancos.