Redacción
26/07/2012
En su primer discurso como parlamentaria, la líder opositara Aung San Suu Kyi ha pedido nuevas leyes que defiendan los derechos y la igualdad de las minorías étnicas en Birmania y respeten los derechos humanos.
La premio Nobel de la Paz ha utilizado su
primera intervención en el parlamento birmano para reivindicar, con un breve discurso, la necesidad de promulgar leyes que garanticen el respeto de los derechos humanos y protejan a las minorías étnicas.
Aung San Suu Kyi ha afirmado que para que Birmania se convierta en una verdadera democracia se tiene que asegurar la igualdad de derechos y el respeto mutuo. Ha defendido que además de proteger su lengua y cultura se deben adoptar medidas que les permita desarrollarse y salir de la pobreza. La líder opositora recordó que en el país todavía sigue vivo el conflicto bélico con diversas minorías.
Las reformas promovidas por el nuevo gobierno han incluido, ante la presión internacional, negociaciones con las minorías étnicas que viven sobre todo en las zonas fronterizas con China y Tailandia. Muchos de estos grupos llevan décadas enfrentándose al ejército y reivindicando su autonomía.
Hasta ahora se ha conseguido firmar un alto el fuego con la minoría Karen (que representa un 7% de la población birmana) pero el conflicto sigue abierto en el estado de Katchin y en los últimos meses se han producido graves enfrentamientos entre budistas y musulmanes en Rakhine.
Con su intervención Suu Kyi, que ha pasado la mayoría de los últimos 20 años bajo arresto domiciliario o en prisión, ha hecho historia. Tras años de persecución política la legítima ganadora de las elecciones de 1990, cuyo resultado no respetó la junta militar, defiende abiertamente en el parlamento sus ideas e interviene oficialmente en la vida política.
La líder de la Liga Nacional por la Democracia (LND) fue liberada en noviembre de 2010, días después de celebrarse las elecciones legislativas, controladas por los militares, con las que se ha iniciado la transición política en Birmania. Suu Kyi ganó su escaño en el parlamento en las elecciones parciales que se celebraron en abril pasado.
Desde entonces se le ha permitido viajar al extranjero y ha realizado una gira europea. El viaje ha incluido una parada en Oslo para recoger el
premio Nobel de la Paz que le fue concedido en 1991 y que no pudo recoger en su momento por estar condenada a arresto domiciliario.