Redacción
21/05/2012
La llegada del disidente chino Chen Guangcheng a Nueva York, para iniciar una nueva vida de estudiante junto a su familia, cierra el incidente diplomático entre Washington y Pekín abierto cuando el activista se refugió en la embajada norteamericana en la capital china hace un mes.
En sus primeras declaraciones en
Nueva York, Chen Guangcheng ha hablado de la dura experiencia que ha vivido: ha asegurado que en los últimos siete años no ha tenido un solo día de descanso y que llega a Estados Unidos para “recuperar su cuerpo y su espíritu”. También ha agradecido al gobierno chino que mantuviera su promesa de dejarlo marchar y espera que continúe abriendo el diálogo y ganándose la confianza del pueblo.
Al activista ciego se la ha permitido salir de China, junto a su mujer y sus dos hijos, para estudiar derecho en la Universidad de Nueva York, con una beca que le ha concedido esta institución académica.
La versión oficial del gobierno chino asegura que Chen había solicitado estudiar en Estados Unidos por el conducto reglamentario y de acuerdo a la ley se le ha concedido el permiso.
Con la tramitación del visado y la salida de China del activista, Pekín cierra el
incidente diplomático con Washington ocurrido cuando Chen consiguió huir de su arresto domiciliario y refugiarse durante seis días en la embajada de Estados Unidos.
Finalmente fue trasladado por el propio embajador norteamericano, Gary Locke, y Kurt Campbell, alto funcionario del Departamento de Estado, a un hospital para ser tratado de las heridas en una pierna a consecuencia de su huida.
Washington aseguró que el disidente salió de la legación por propia voluntad, aunque diferentes fuentes aseguraron que se le había presionado.
El incidente coincidió con la visita de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, a Pekín. Al final se negoció una salida en un tiempo racional que por un lado permite a Estados Unidos rechazar las acusaciones de ser tibio con la violaciones de los derechos humanos en China y no defender al activista, y por el otro permite a Pekín cerrar un tema que pone en evidencia sus dificultades para gestionar los problemas con la disidencia que lleva al gobierno chino a menudo a las portadas de la prensa internacional.
El activista había denunciado el acoso y los malos tratos que recibían él y su familia por denunciar las campañas de esterilización y los abortos forzosos en su provincia natal de Shandong, en la costa central de China.
Desde China, los activistas que han apoyado a Cheng Guangcheng han manifestado su alegría porque se encuentre a salvo en Estados Unidos, pero deploran que el gobierno chino no realice una investigación sobre el acoso que sufrió y castigue a los responsables de maltratarlo y humillarlo.