Redacción
15/03/2012
Un escueto comunicado difundido por la agencia oficial Xinhua liquida el mandato de Bo Xilai al frente de una ciudad que puede ser considerada modelo de gestión en múltiples aspectos, especialmente el de desarrollar toda un área del interior de China, en el extremo occidental navegable del Yangtsé.
No se menciona en el comunicado de
Xinhua si Bo Xilai pierde su puesto en el Buró Político, núcleo duro de la dirección del Partido Comunista, formado por 25 miembros.
En cualquier caso, el cese fulminante deja en claro suspenso lo que se consideraba una carrera exitosa hacia el Comité Permanente del Politburó, los famosos nueve altos dirigentes que de manera colegiada llevan las riendas del partido y del país.
Si su entrada en este juego de equilibrios entre facciones se daba por hecha hace tan sólo un par de meses, un grave incidente con uno de sus más directos colaboradores complicaban su ascenso a la cúpula.
El exjefe de policía Wang Lijun, brazo ejecutor de la política de mano dura de Bo contra el crimen organizado y la corrupción en Chongqing, solicitaba refugio en enero en el consulado de Estados Unidos en la vecina Chengdu. Denunciaba que se sentía en peligro tras materializarse sus diferencias con Bo Xilai.
Después de pasar unas horas en la legación diplomática, rodeada instantáneamente por centenares de miembros de las fuerzas de seguridad chinas, Wang, que habría supuestamente solicitado asilo político, salía del consulado.
El gobierno central le mandaba acudir rápidamente a Pekín poniendo fin así, en apariencia, al incidente. No se anunciaba ninguna medida al respecto del incidente.
Pero cuando acaba de finalizar el Plenario anual del Parlamento chino, un momento sensible de la política china, la dirección comunista anuncia la defenestración de Bo Xilai.
Los analistas no se atreven a certificar su caída en desgracia puesto que se le considera un dirigente influyente, apadrinado por una de las facciones fuertes dentro del partido, la corriente conservadora liderada desde la jubilación por el expresidente Jiang Zemin, antecesor de Hu Jintao.
Precisamente la lucha de Bo Xilai en Chongqing contra la corrupción y las diferencias entre ricos y pobres, los grandes males de la nueva sociedad china capitalista, iba acompañada de una reivindicación de los valores maoístas, los del rigor ideológico.
La caída de Bo Xilai se anuncia al día siguiente que el primer ministro Wen Jiabao advirtiera a propios y extraños sobre el riesgo de involución en China si el éxito económico de los últimos años no se completa con reformas políticas.
Bo Xilai será reemplazado en Chongqing por el viceprimer ministro Zhang Dejiang.