Redacción
08/03/2012
La ola gigante que se abatió el 11 de marzo de 2011 sobre los reactores de la central de Fukushima originaría un cierre en cadena de otras plantas consideradas inseguras ante la eventualidad de un tsunami o los recurrentes seísmos de gran magnitud.
En los últimos doce meses, Japón ha incrementado su dependencia de las importaciones de petróleo para producir energía eléctrica en sus centrales térmicas.
El déficit por cuenta corriente de enero ha alcanzado el equivalente a 5.400 millones de dólares, el mayor desde que se empezó a contabilizar este indicativo en 1985.
La dependencia energética, con unos precios del crudo altos, no va a cambiar inmediatamente, dado que solamente dos complejos nucleares nipones funcionan a pleno rendimiento. El resto están siendo actualizados o revisada su seguridad tras Fukushima.
El dato conocido hoy puede empujar a las autoridades niponas a reabrir precipitadamente algunas de las plantas cerradas.
Al tiempo, algunos analistas esperan que también sirva para presionar al Banco de Japón para que prolongue una política monetaria menos estricta capaz de relanzar el consumo.
Por el momento, estos datos han originado una revalorización del dólar y del euro respecto al yen, una buena noticia para la economía japonesa.
En otro elemento esperanzador, la revisión del crecimiento del PIB del último trimestre de 2011 demuestra que la economía nipona decreció un 0,7% en lugar del 2,3% inicialmente estimado gracias a la recuperación de la inversión en capital.
Es verdad que el dato confirma una nueva contracción trimestral, y son cuatro en los últimos cinco trimestres, en buena medida por el alto valor del yen, la crisis de la deuda en Europa y escenarios inesperados como las inundaciones en Tailandia, que se cobraron un considerable precio en la actividad de la industria japonesa, especialmente la automovilística.
La contracción del período de octubre a diciembre se vio pues mitigada en parte por la inversión doméstica, mucha de ella relacionada paradójicamente por el propio desastre del 11 de marzo al ser necesario un importante esfuerzo de reconstrucción.
A la vista de la moderación del valor del yen y las perspectivas generadas por la reconstrucción, una encuesta de confianza sobre el futuro de la economía realizada por el gobierno entre distintos gremios demuestra que el optimismo gana terreno en febrero respecto al sentimiento expresado en enero.
Los encuestados ven una perspectiva clara de
expansión por primera vez en cinco años, según el índice.