Redacción
08/02/2012
Las encuestas ponen en duda que la actual primera ministra, Kumari Mayawati, y su formación el Partido Bahujan Samaj (BSP) consigan reeditar su histórica y contundente mayoría de 2007 que dio por primera vez el gobierno del estado a una mujer de la clase de los intocables, los dalit, y la convirtió en un icono de sus reivindicaciones sociales.
Sin embargo, los casos de corrupción han socavado el poder de Mayawati. Otras formaciones regionales como el Partido Samajwadi le disputan el voto y las principales formaciones estatales, el gobernante Partido del Congreso y el principal partido de la oposición, los nacionalistas hindús del Bharatiya Janata (BJP) se han empleado a fondo.
Las
votaciones se inician hoy y se llevan a cabo en siete fases hasta el 3 de marzo. Los resultados se darán a conocer el 6 de marzo al mismo tiempo que el de los de otros cuatro estados donde también se celebran elecciones: Punjab, Goa, Uttarakhland y Manipur.
Pero en realidad son los 403 escaños que hay en juego en Uttar Pradesh los que tienen gran importancia para la política estatal ya que es el estado que más representantes envía al parlamento nacional.
Uttar Pradesh está encajado en el norte de la India en la frontera de Nepal y se extiende entre los ríos Ganges y Yamuna. Si fuera un estado independiente sería el quinto país más poblado del Planeta, por delante de Brasil. Su configuración social y religiosa lo convierten en un auténtico laboratorio a escala de lo que puede pasar en la India.
Para la emergente India, de la que tiran los estados de Maharashtra (Bombay), Karnataka (Bangalore) o la capital, Delhi, el poco industrializado Uttar Pradesh es un lastre e impulsar su crecimiento es imprescindible para mantener el desarrollo del país. Se calcula que un 8% de las personas más pobres del Planeta viven en este estado, sus niveles de alfabetización son los más bajos de la India y la mortalidad infantil la más alta del país.
El Partido del Congreso, que no gana en Uttar Pradesh desde hace 22 años, ha empleado a fondo en la campaña al heredero de los Gandhi y posible futuro candidato a primer ministro, Rahul Gandhi. Un buen resultado en este estado representaría un gran impulso de cara a las elecciones generales y permitiría soñar con la posibilidad de ganar y gobernar en 2014 con una mayoría suficiente para no tener que depender de los volubles socios de gobierno.
Además, para el Partido del Congreso supondría un respiro tras el clima de acoso que sufre por los escándalos de corrupción que le han salpicado en los últimos dos años, como la subasta de las frecuencias de telefonía de 2G que hace una semana anuló el Tribunal Supremo y por la que el exministro de telecomunicaciones y otros miembros del partido se enfrentan a cargos de fraude y malversación.
Uttar Pradesh es un estado donde la casta y la religión juegan un papel muy importante en el desarrollo de su sociedad.
Rahul Gandhi ha jugado durante la campaña con esta baza para desactivarla. En su discurso asegura que hay que centrarse en el desarrollo y olvidar las ecuaciones políticas entre casta y religión que no han dado resultados visibles para el bienestar de la población. La tendencia en las últimas dos décadas ha sido votar a los representantes de la propia casta para que ejercieran de intermediarios e impulsaran su desarrollo con políticas de discriminación positiva.
El gobierno de Mayawati ha reconocido que los programas sociales no han tenido la financiación necesaria para dar resultados.
Para Rahul Gandhi, de 41 años, es su primera gran contienda electoral y la oportunidad para reivindicar su papel de heredero y de futuro del Partido del Congreso. El bisnieto de Nehru, padre de la India independiente, nieto de Indira Gandhi e hijo del asesinado Rajiv Gandhi y de la actual presidenta del Partido del Congreso, la venerada y enferma Sonia Gandhi, debe demostrar que está a la altura política de sus antecesores.