asiared
24/01/2012
Se ha pronosticado un aterrizaje suave en materia económica después de años de crecimientos exponenciales alrededor de los dos dígitos.
La crisis financiera internacional y el posterior precio que se ha cobrado en la economía real han conllevado un serio reto para el modelo que en las dos últimas décadas ha garantizado el éxito económico chino: una combinación en apariencia inacabable de demanda exterior e inversión extranjera.
Pekín ve cómo en los inicios de este nuevo año chino, la prosperidad que trae el Dragón va a tener que venir de la propia capacidad de la economía china de generar un mercado interno fuerte en demanda.
La voluntad de depender menos de las exportaciones y un poco más cada día del consumo interno va a ser una tendencia obligada por la caída de la demanda exterior.
Para introducir nuevas políticas de estímulo sin el riesgo de desencadenar una fuerte inflación que desestabilice socialmente un país de 1.300 millones de personas, el gobierno chino ha aplicado, en los últimos meses, políticas efectivas de contención de la inflación, que la han dejado en el 4,1% en diciembre.
Se ha contenido el riesgo de burbuja inmobiliaria, en un país donde la vivienda inevitablemente va a ser un sector donde satisfacer una fuerte demanda.
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China, en el Año del Dragón