Redacción
22/11/2011
El
Informe de Perspectivas Económicas para la zona de Asia Oriental y el Pacífico 2011 que elabora semestralmente el Banco Mundial alerta de que la crisis de Europa y la debilidad de la demanda externa afectarán al desarrollo económico de la región, que deberá incrementar la productividad y la demanda interna.
Los efectos de los desastres naturales también repercuten en el desarrollo económico de la zona; por ejemplo, las graves inundaciones que ha padecido Tailandia han recortado hasta un 2,4% el crecimiento de su PIB.
El Banco Mundial reconoce que el Asia emergente está bien posicionada para aguantar el deterioro de la economía mundial, pero que también se verá afectada.
En su comunicado, el economista jefe del Banco Mundial para Asia Oriental y el Pacífico, Bert Hofman, advierte que la ralentización de la economía europea debido a las políticas de austeridad, junto con la necesidad de los bancos de recapitalizarse, afectará a las economías asiáticas.
Las previsiones de crecimiento se moderan en el segundo semestre del año y el Banco Mundial pronostica un crecimiento en 2011 del 8,2% para toda la región (del 4,7% si se excluye a China) y del 7, 8% en el próximo año.
En los países de renta media, el estimulo de la demanda interna ha sido el factor principal que ha contribuido al crecimiento, aunque las reformas de las políticas monetarias y fiscales pueden frenar el proceso.
El Asia Oriental ya ha notado la caída de las exportaciones a Occidente; se ha registrado una desaceleración de la producción industrial, especialmente en sectores como la electrónica.
En esta situación, China juega un papel. El aumento de su demanda interna estimula el comercio en la región y también en la demanda global.
La región de Asia Oriental se está convirtiendo en un buen mercado para los países vecinos y puede sustentar su crecimiento ante la recesión de las economías desarrolladas.
El informe también recoge que según las previsiones del organismo 38 millones de personas saldrán de la pobreza en 2011 en la región de Asia Oriental y el Pacífico. Sin embargo, también alerta sobre los posibles efectos que la situación económica mundial puede tener sobre la población más vulnerable y en los esfuerzos por reducir los niveles de pobreza.
El Banco Mundial insta a que los gobiernos aprovechen la oportunidad que genera la crisis global para centrarse en su crecimiento interno e impulsar reformas estructurales. La inversión en infraestructuras, educación y seguridad social puede mejorar la productividad y aumentar el crecimiento a largo plazo.