Redacción
25/11/2011
El principal partido de la oposición, el BJP, y socios del gobierno como el Trinamool Congress han mostrado su desacuerdo con la decisión del ejecutivo indio de permitir la inversión extranjera en el comercio minorista, que abrirá las puertas del codiciado y gigantesco mercado indio a las grandes cadenas de distribución.
El gobierno de Manmohan Singh ha adoptado la decisión de liberalizar el sector minorista a pesar de lo impopular de la medida y tras años de debate sobre el efecto que puede tener la entrada de grandes empresas extranjeras en el mercado local.
El cambio de ley es una decisión del ejecutivo y no necesita ser votada en el parlamento.
El comercio minorista en la India está en manos mayoritariamente de pequeños comerciantes y son tiendas de proximidad. Además, es el sector que da trabajo a más población después de la agricultura.
Las
protestas en el parlamento han provocado la suspensión de la sesión y el ministro de comercio ha tenido que explicar los cambios en la ley en una conferencia de prensa.
Con esta reforma, las grandes cadenas de alimentación, tipo la estadounidense Wal-Mart o la francesa Carrefour, podrán entrar en un mercado que, se estima, mueve anualmente unos 450.000 millones de dólares. La emergente clase media urbana, que se cifra en unos 300 millones de indios, es un mercado muy apetecible para la inversión extranjera.
La reforma permitirá a compañías extranjeras tener el 51% de participación, es decir, el control, de empresas multimarca, como los supermercados. Sin necesidad de asociarse con empresas indias, la nueva legislación autoriza a abrir tiendas de venta de una sola marca, tipo Zara o Apple.
Hasta ahora India sólo permitía la inversión extranjera en el mercado mayorista y en el minorista obligaba a asociarse con empresas locales.
Aunque los detalles de la reforma no se han concretado, el gobierno pretende poner requisitos a las inversiones, como que solo se permita abrir tiendas en ciudades de más de un millón de habitantes, la inversión mínima supere los 100 millones de dólares y el 50% se dedique a operaciones de infraestructuras.
Los detractores de la liberalización advierten que afectará a un sector vulnerable, del que dependen muchas familias, que no tiene posibilidad de competir con grandes cadenas y, en consecuencia, generará mucho desempleo.
En cambio, los partidarios de la liberalización aseguran que la entrada de inversión extranjera
creará nuevos puestos de trabajo y modernizará el sector mejorando problemas endémicos como los servicios de logística y transporte.
Alegan que ahora, por ejemplo, la cadena de frío es precaria y el transporte refrigerado casi inexistente; por ello se pierde casi un 35% de la producción de frutas y verduras y un 50% del total de productos frescos no llegan al consumidor.
La bolsa ha dado la bienvenida a la liberalización con subidas de las cotizaciones de las empresas de venta minorista y el director del Banco Central también ha aprobado la decisión porque, asegura, ayudará a controlar la inflación.
El gobierno del Partido del Congreso, inmerso en los últimos tiempos en graves problemas de corrupción, había sido acusado de inmovilismo y de no impulsar las medidas de liberalización que necesita el país para hacer frente a la desaceleración de su crecimiento económico.