Redacción
14/10/2011
Siempre según la Oficina Nacional de Estadísticas china, los precios al consumo se han incrementado en septiembre, respecto al mismo mes del año anterior, una décima menos del 6,2% que lo hicieron en agosto.
La
inflación en julio llegó a situarse en el 6,5%, el máximo de los últimos tres años, una magnitud que las autoridades económicas chinas esperan que represente el punto álgido del incremento de precios.
Tras los planes de estímulo adoptados en 2008 para contrarrestar posibles efectos nocivos de la crisis financiera internacional, los responsables económicos de la gran potencia emergente han reforzado en los últimos tiempos las medidas de control del crédito y han multiplicado las subidas de tipos.
Estas medidas empezarían a dar resultado hoy y algunos expertos concluyen que los precios irán a la baja.
Sin embargo, en un dato que no puede dejar muy tranquilos a los gestores de esta gran maquinaria de crecimiento que es China, el incremento de los precios de los alimentos no se ha moderado en absoluto.
Los precios de los alimentos han aumentado en septiembre un 13,4%, sin variación respecto al mes de agosto.
El gobierno chino es muy sensible a las alzas desmesuradas en los precios de los alimentos y productos básicos, puesto que es consciente del potencial desestabilizador que tienen este tipo de desajustes en una sociedad donde, por el dinámico crecimiento en curso de los últimos veinte años, son muy evidentes las desigualdades entre ricos y pobres.
En esta coyuntura y, a pesar del riesgo de ralentización del crecimiento que entraña la caída de la demanda proveniente de Europa y Estados Unidos, el férreo control de la política monetaria probablemente está ahí para quedarse, al menos unos meses más.