Redacción
30/06/2011
El gobierno de Corea del Sur ha anunciado que reduce sus previsiones de crecimiento económico del 5% al 4,5% para 2011 con el objetivo de impulsar la contención de precios. Además pone en marcha un paquete de medidas para reducir el endeudamiento de los hogares que ahoga el consumo interno
El ejecutivo surcoreano ha redirigido su política económica y asegura que dejará de enfocarla exclusivamente al crecimiento económico para
impulsar una serie de medidas que contenga el alza de los precios y el deterioro del ahorro de las familias durante el segundo semestre del año.
El objetivo para los próximos seis meses es la contención de la inflación, la creación de empleo y la reactivación del consumo, para conseguirlo se está dispuesto a sacrificar hasta un 0,5% del crecimiento del PIB.
El ministro de Economía se ha comprometido a paralizar la subida del coste de los servicios públicos, controlar el precio del sector servicios y mejorar el endeudamiento de las familias con bajos ingresos. De momento se han negado a reducir los impuestos sobre los carburantes, pero la medida se puede revisar.
El endeudamiento de los hogares es uno de los principales problemas de la economía surcoreana que amenaza el consumo interno.
Se calcula que la deuda de las familias asciende a 744.000 millones de dólares y de momento no es ningún problema porque la tasa de morosidad no alcanza el 1%, pero a la larga puede ser una bomba de relojería para la cuarta economía de Asia.
El país corre el riesgo de funcionar a dos velocidades: por un lado el aumento de las exportaciones de las grandes marcas como Hyundai, Samsung, etc ha reactivado el crecimiento del PIB, y por otro la economía de las familias, especialmente de la clase media, se deteriora por el endeudamiento y el aumento de la inflación.
La Comisión de Servicios Financieros ha alertado del problema y ha propuesto ofrecer una mayor proporción de hipotecas a tipos de interés fijos- ahora el 95% se realizan a tipo variable-, aumentar las provisiones para pérdidas a los bancos y mejorar los análisis de solvencia.
También se ha propuesto reducir el uso de las tarjetas a crédito e incentivar con rebajas de impuestos las tarjetas de débito para evitar que se repita una crisis de impagados con las tarjetas como la que se registró en 2003-2004.
El regulador también insta a reformar el sistema de préstamos al consumo de los bancos. En la actualidad los bancos penalizan la cancelación del crédito y no permiten la amortización anticipada del capital para seguir cobrando los pagos de intereses.