Dolores Rodríguez
05/05/2011
Un crecimiento económico del 8,5% en el primer trimestre de 2011sustentado en el aumento de las exportaciones, junto con la caída del desempleo al nivel más bajo de los últimos tres años mostraban al gobierno de Singapur un escenario perfecto para adelantar las elecciones legislativas en más de medio año y consolidar la estabilidad.
Son unos comicios que no despiertan grandes expectativas ya que con toda seguridad reafirmarán la continuidad del Partido de Acción Popular (PAP) que gobierna el país desde la independencia y que durante la última legislatura domina cómodamente el parlamento ocupando 82 de los 84 escaños de la cámara.
Las
elecciones debían celebrarse en febrero de 2012, pero se han adelantado más de medio año. La fecha elegida del 7 de mayo permite organizar con tranquilidad unos comicios antes de convocar las elecciones presidenciales previstas para el mes de agosto. Así, en 2011 se completará el ciclo electoral y se espera que la estabilidad política confirme la espectacular recuperación económica.
Singapur ha salido relativamente rápido y con éxito de la crisis financiera mundial. Tras vivir su peor momento en 2009 con una caída del PIB del 0,8%, se ha convertido en una de las economías de más rápido crecimiento en 2010.
La economía de Singapur creció un 14,7% en 2010 y en el último trimestre del año se situó en el 12,5%.
El gobierno contempla una desaceleración en 2011 y prevé que la economía crecerá entre el 4% y el 6%, unos datos envidiables para muchas de las economías occidentales. De momento, los resultados del primer trimestre muestran un incremento del 8,5% y la tasa de desempleo ha caído al nivel más bajo de los últimos tres años.
El aumento de las exportaciones, el turismo y la expansión de la industria del juego que cuenta con dos nuevos mega-casinos, han impulsado la recuperación económica.
El dinamismo de las economías emergentes de Asia, con China e India a la cabeza, han incentivado la recuperación de un país que basa su economía en los servicios y en realidad es un hub logístico y financiero.
Los amplios estándares de libertad económica que año tras año sitúan a Singapur como uno de los destinos más liberalizados del mundo y donde hay más facilidades para hacer negocios, no han contagiado su política.
Aunque los tiempos en que el primer ministro y padre de la patria, Lee Kuan Yew, imponía normas que llegaban a prohibir incluso mascar chicle en la calle se han superado, el férreo control sobre la política y la economía no ha desaparecido. El discurso de que la libertad de expresión, asociación y el multipartidismo que existe en Occidente no son buenos para la realidad multiétnica de Singapur se mantiene.
El
Partido de Acción Popular (PAP) gobierna de forma hegemónica desde la independencia obtenida en 1965 y ha ganado todas las elecciones incluso desde cinco años antes, 1959.
En su historia como estado independiente Singapur sólo ha conocido a tres primeros ministros: Lee Kuan Yew, que gobernó entre 1959 y 1990, un intermedio con Goh Chok Tong y en 2004 accedió al cargo Lee Hsien Long, el hijo mayor de Lee Kuan Yew.
Prácticamente se puede describir como una sucesión dinástica tácticamente planificada. Lee Hsien Long, de 59 años, ocupó su primer cargo político a los 32 años y desde entonces ha estado vinculado al gobierno. Cuando su padre se retiró en 1990 fue nombrado viceprimer ministro y también ejerció de ministro de Hacienda. En 2004, sin convocar elecciones, sustituyó a Goh Chok Tong que se convirtió en el principal asesor de su gobierno.
De las elecciones no se esperan grandes cambios políticos y prueba de ello ha sido un debate electoral que se ha centrado en temas como el alto coste de la vivienda y también el alto número de trabajadores extranjeros.
Incluso a sus 87 años Lee Kuan Yew vuelve a presentarse por una demarcación. Se presenta en solitario, sin que ningún candidato compita con él y por tanto el escaño lo tiene asegurado. Eso si, ha confirmado que son sus últimas elecciones.
Cambios, para que nada cambie
En la última cita electoral celebrada en 2006 el PAP obtuvo el 66,6% de los votos. La oposición sólo presentó candidatos a 47 escaños y obtuvo 2, el peor resultado de su historia.
En estas elecciones el PAP presenta candidatos a 82 de los 87 escaños que en esta ocasión están en juego y su principal objetivo es la renovación generacional con 24 candidatos nuevos. Las elecciones no dejarán cambios políticos de calado, pero si caras nuevas.
El hasta ahora
primer ministro y líder del PAP, Lee Hsien Long, pretende aprovechar el buen momento económico para realizar un cambio generacional y renovar prácticamente un tercio de los candidatos. La campaña la ha centrado en el éxito obtenido en minimizar los efectos de la crisis financiera mundial y en advertir de la necesidad de estabilidad para garantizar el crecimiento.
Para la oposición el escenario es distinto, concurre a la cita electoral con el mayor número de candidatos desde la independencia. Competirá en 12 circunscripciones individuales y en 14 de las 15 en representación de grupo. Aspira a obtener los mejores resultados de la historia y capitalizar el descontento por el aumento de la inflación y la brecha social entre ricos y pobres.
Se puede decir que Singapur es uno de los países más estables del mundo, pero esta estabilidad también muestra una falta real de cultura democrática. Los cambios o la alternancia política no parecen una realidad cercana.
Aunque en las encuestas sólo el 50% de los ciudadanos parecen estar a gusto con el gobierno del PAP, a la hora de acercarse a las urnas son reacios a probar cambios. En la escasa prensa alternativa que se publica en la ciudad-estado se habla del síndrome de Estocolmo que aqueja a la ciudadanía tras más de medio siglo de gobierno monocolor de un país que se gobierna como un gran conglomerado empresarial y que incluso bautizan como Singapur Inc.