Redacción
13/05/2011
Un doble atentado suicida contra una academia paramilitar en el noroeste de Pakistán provoca alrededor de ochenta muertos y más de un centenar de heridos.
Los talibanes de Pakistán han reivindicado inmediatamente la autoría de la acción terrorista como respuesta al asesinato de Osama Bin Laden en el asalto de las tropas especiales norteamericanas en su casa-refugio de Abbottabad.
Transcurridos sólo once días desde el asalto y muerte del líder de Al Qaeda, un portavoz talibán ha afirmado que este atentado supone “la primera venganza por el martirio de Bin Laden, pero habrá más”.
El atentado, el más grave vivido en Pakistán en lo que va de año, ha tenido lugar en una academia de la policía de fronteras en
Charsada, una ciudad situada al norte de Peshawar y cercana a la frontera afgana.
La mayoría de las víctimas eran cadetes en formación que se disponían a irse para aprovechar unos días de permiso. Cuando subían a los autocares, una moto les ha embestido y ha hecho explotar la primera bomba. Cuando otro grupo de personas se aproximaba para socorrer a las víctimas se ha detonado una segunda bomba.
Al Qaeda y los talibanes habían amenazado con vengar la muerte de su líder actuando contra Pakistán y también contra Estados Unidos, por lo que esta acción demuestra la facilidad con la que pueden llevar a cabo atentados incluso en momentos de alerta máxima y contra objetivos militares.
Los talibanes logran con esta trágica acción aumentar la tensión que vive el gobierno de Islamabad, que desde la muerte de Bin Laden debe responder a las críticas que recibe tanto desde Estados Unidos como desde dentro del propio país.
Si Washington se pregunta cómo Bin Laden pudo vivir todo un lustro a una hora de Islamabad sin que nadie del gobierno ni del ISI, supuestamente, lo supiera, la población pakistaní se muestra más preocupada por entender porqué las fuerzas especiales de un país como Estados Unidos pudieron llevar a cabo una operación de tal calibre en su territorio sin el permiso de Islamabad.
Tras el atentado, el número dos de las fuerzas armadas pakistaníes, el general Khalid Shameem Wynne, ha cancelado su viaje a Estados Unidos donde debía reunirse con su interlocutor norteamericano, el almirante Mike Mullen. Aunque se trataba de una reunión prevista desde hacía dos meses, era inevitable tratar sobre la crisis de confianza y la tensión generada entre los dos gobiernos por el asalto de Abbottabad.
La última disputa llegaba por la negativa de Pakistán a permitir que Estados Unidos entrevistara a las
tres viudas de Bin Laden que había en la casa durante el asalto, aunque finalmente este interrogatorio sí que ha tenido lugar y ha contado también con la presencia de miembros del ISI. Para Washington, era fundamental interrogar a estas mujeres para complementar la información que se desprende del material incautado.
Entre los documentos de los que dispone Estados Unidos habría un
diario personal de Bin Laden que demostraría que estaba preparando acciones de gran alcance en territorio norteamericano, según las filtraciones de la Casa Blanca a Associated Press.
De acuerdo con este diario, Bin Laden consideraba que los atentados llevados a cabo tras el 11-S no estaban surgiendo el resultado esperado, por lo que debían volver a atacar a Estados Unidos con atentados en otras ciudades, como Los Angeles, y en trenes.
De hecho, Bin Laden se preguntaba cuántos norteamericanos deberían morir para que su gobierno se replanteara la política en relación a Oriente Medio, ante lo cual llegaba a la conclusión que debían de ser miles, como ocurrió en el 11-S.