Redacción
27/04/2011
Los japoneses han limitado sus compras a tal extremo que las ventas han caído un 8,5% respecto a marzo de 2010. Se trata de la mayor caída en este indicador en trece años.
El dato, que no incluye las ventas de alimentos y el consumo de combustible, refleja hasta qué punto la catástrofe natural y la posterior crisis nuclear han afectado el ánimo de los consumidores japoneses, ya habitualmente remisos a grandes alegrías.
En sectores como la electrónica de consumo y los electrodomésticos las ventas cayeron un 17,3%. En cuanto a la ropa, los japoneses han reducido un 10% sus compras.
Con todo, la peor parte se la ha llevado la automoción; el daño ha sido devastador: las ventas de coches, motos y camiones se han reducido un 32,8% con respecto al mismo mes de 2010.
De hecho, el bloqueo de ventas ha coincidido con la paralización de algunas plantas de los principales fabricantes nipones debido en algunos casos directamente a la cercanía de la zona con riesgo de radiación o por el retraso en el suministro de componentes.
La crisis nuclear ha venido a ahondar en tendencias que ya se intuían en la automoción después del fin de los subsidios del gobierno por la compra de vehículos menos contaminantes.
Toyota pierde el primer puesto
Prueba del altísimo coste que el tsunami ha representado para las marcas japonesas es la pérdida por parte de Toyota del primer puesto mundial en ventas.
Tras rivalizar durante años con la norteamericana General Motors, Toyota había aprovechado la crisis financiera internacional, que estuvo a punto de acabar con la marca de Detroit, para asentarse en el liderazgo.
El maremoto ha barrido de la noche a la mañana el sueño hecho realidad de Toyota. Ahora empieza un largo camino para los fabricantes japoneses para volver a consolidar su liderazgo comercial.
El escenario no parece favorable dado el duro golpe que ha sufrido la economía del archipiélago en su conjunto en un momento de optimismo escaso.
El año 2010 ya había representado un trauma para Japón, que había perdido su condición de segunda economía mundial en beneficio de China.
Ahora, tras el tsunami y el accidente de Fukushima, la sociedad japonesa solamente se enfrenta a malas noticias económicas.
Standard & Poor's ha mantenido la calificación de la
deuda nipona pero ha rebaja las perspectivas de estables a negativas debido al lastre que va a supones para la economía nipona la reconstrucción tras la catástrofe.
La agencia, cuya autoridad es discutida desde amplios sectores, no deja de ser un baremo de la visión que el mundo financiero tiene de una economía. En su informe afirma que Japón va a ver crecer el déficit para hacer frente a la recuperación de las vastas áreas afectadas por el tsunami y el desastre nuclear.
Ya antes de la catástrofe, la economía japonesa se caracterizaba por un alto nivel de endeudamiento, crecimientos muy moderados y una persistente deflación.