Redacción
21/04/2011
El gobierno japonés ha prohibido el acceso a un perímetro de 20 kilómetros de la central de Fukushima, prácticamente la zona de evacuación forzosa, mientras se siguen detectando dosis altas de radiactividad a más de 40 kilómetros.
El accidente de Fukushima cada vez adquiere más similitudes con el de Chernóbil, ahora ya tiene su “zona muerta”. El gobierno ha establecido una zona legal de exclusión a 20 kilómetros de la central. Se ha prohibido el acceso de la población a la zona y la norma incluye a los residentes que habían vuelto para recoger sus pertenencias.
Hasta ahora sólo existía una orden de evacuación a 30 kilómetros de la central, pero no era de obligatorio cumplimiento.
El primer ministro Naoto Kan ha anunciado que la medida es necesaria para proteger la salud de la población ante las constantes fugas de radiactividad. Además, a causa del viento, se siguen detectando altas dosis de radiactividad en poblaciones situadas a 40 kilómetros de la central.
La prohibición entra en vigor a la medianoche del 21 de marzo hora local, según la agencia
Kyodo. Cerca de 80.000 personas residían en esa zona antes del tsunami y el accidente nuclear, muchos de ellos permanecen en refugios temporales. El primer ministro ha asegurado que se darán permisos personales a representantes de las familias para entrar puntualmente en la zona a recoger sus pertenencias, pero que se quiere evitar las estancias prolongadas.
Tepco, la empresa operadora de la central, también ha admitido que la fuga de agua radiactiva al océano ha sido 20.000 veces superior al límite legal establecido.
La central calcula que se tardará unos tres meses en restablecer un sistema fiable de refrigeración en los reactores y prácticamente un año en dejar la central clausurada en “parada fría”.
La
OCDE, al igual que otros organismos como el FMI o el propio gobierno japonés, ha rebajado las previsiones de crecimiento de la tercera economía mundial.
Aunque descarta una larga recesión, la OCDE considera que el tsunami y el accidente nuclear recortarán casi un punto de crecimiento y rebaja sus previsiones para 2011 del 1,7% al 0,8%.
Cree que los trabajos de reconstrucción servirán de incentivo a la economía que se recuperará a finales de año, pero alerta del enorme déficit fiscal que arrastra el país. El gobierno ya ha anunciado que considera subir el impuesto directo sobre el consumo del 5% actual al 8%.