Redacción
17/03/2011
La mañana del jueves, hora local,
helicópteros de las Fuerzas de Autodefensa han lanzado toneladas de agua sobre el reactor número tres en un intento de evitar que el combustible nuclear entre en fusión y el material radioactivo salga a la atmósfera.
La operación fue desestimada ayer miércoles por el ministro de Defensa debido al alto nivel de emisiones de radiación que se registran sobre la central, pero un vuelo de reconocimiento descubrió que las barras de combustible del reactor 3 estaban casi sin agua y podían entrar en fusión.
Los reactores número 3 y 4 son los que más preocupan en estos momentos ya que existe un riesgo grave que si no se reduce la temperatura y se refrigera el combustible sus núcleos entren en fusión.
El gobierno también ha informado que se está intentando reestablecer el suministro eléctrico en la central para poder activar un sistema de refrigeración temporal utilizando el agua del mar.
Los niveles de radiación alrededor de la central nuclear siguen siendo superiores a lo normal, pero el gobierno nipón asegura que de momento no representan ningún daño grave para la salud.
Aunque Estados Unidos ha recomendado a su personal alejarse al menos 80 kilómetros de Fukushima, el gobierno japonés no ha ampliado el perímetro de evacuación, que sigue establecido en los 20 kilómetros, y mantiene la recomendación de que aquellos que viven entre 20 y 30 kilómetros de la central permanezcan en el interior de sus casas con las ventanas cerradas.
Se calcula que unas 200.000 personas han sido evacuadas de la zona.
Por su parte, la Oficina Internacional para la Energía Atómica (
OIEA) ha criticado al gobierno nipón por no aportar información clara y ha asegurado tener confirmados daños en los núcleos de tres de los reactores, lo que aumentaría el riesgo de una fuga radiactiva masiva.
De momento el terremoto y posterior tsunami del viernes 11 de marzo deja la cifra oficial de muertos en 5.178 y se calcula que el número de desaparecidos supera los ocho mil. El mal tiempo y las frías temperaturas que se viven en el norte del país dificulta las tareas de rescate y la vida de los supervivientes.
El yen se dispara, la bolsa vuelve a caer
El temor a las consecuencias económicas del terremoto, del tsunami y de la crisis nuclear ha llevado a la moneda japonesa, el yen, a alcanzar su
cotización más alta frente al dólar desde la II Guerra Mundial, hasta los 76,25 yenes por dólar en el mercado norteamericano y los 79,42 en Tokio.
La presión monetaria se cree que permanecerá, lo que ha aumentado la preocupación por su influencia en el sector de las exportaciones niponas y por el aumento del coste de la reconstrucción.
Como resultado, el Nikkei ha vuelto a caer un 1,44%, tras haber llegado durante la jornada a perder un 4%, y se sitúa de nuevo por debajo de los 9.000 puntos.
La creciente volatilidad a nivel global ha llevado al G7 a convocar una reunión, prevista para hoy jueves, en la que probablemente los países más ricos del mundo mostrarán su apoya a las decisiones de Tokio en cuanto a intervenir en el mercado monetario para estabilizar el yen.
Ante la necesidad de liquidez en el mercado financiero, el
Banco de Japón ha realizado una nueva inyección monetaria, por cuarto día consecutivo. En esta ocasión, ha alcanzado los cinco billones de yenes (64.000 millones de dólares). Desde el lunes, el Banco de Japón ya ha inyectado 420.000 millones de dólares para intentar estabilizar los mercados.