Redacción
14/02/2011
El general Pervez Musharraf, que presidió Pakistán durante una década tras liderar el golpe de estado de 1999, difícilmente podrá volver al país y retomar su carrera política como tenía previsto tras la
orden de arresto emitida contra él por un tribunal antiterrorista pakistaní.
La justicia pakistaní le acusa de no haber protegido de forma adecuada a su principal opositora y ex primera ministra Benazir Bhutto, asesinada durante un mitin en diciembre de 2007 a menos de dos semanas de las elecciones previstas para el 8 de enero de 2008.
Un informe de la Agencia de Investigación Federal ha sido determinante para incluir a Pervez Musharraf en la lista de acusados y dictar su orden de arresto. Ya el año pasado, la investigación requerida por el presidente Asif Ali Zardari –viudo de Benazir Bhutto- y llevada a cabo por
Naciones Unidas concluyó que las medidas impuestas para proteger a la líder política fueron insuficientes e ineficaces. Además, la policía actuó deliberadamente al borrar de forma apresurada las pruebas del crimen.
Las fuerzas de seguridad pakistaníes, cuyo máximo responsable era el entonces general y presidente Musharraf, sabían que Benazir Bhutto era un claro objetivo de los integristas. De hecho ya había escapado de un gran atentado dos meses antes, el día de su regreso a Pakistán tras diez años en el exilio. En dicha ocasión, una serie de explosiones provocaron la muerte de 143 de sus seguidores.
La propia Bhutto había declarado que si le ocurría algo sería culpa de Musharraf. Aunque la acusación es por omisión al deber de protección, algunos analistas consideran que estas acciones terroristas no se hubieran podido llevar a cabo sin el conocimiento de los servicios secretos.
Debido a esta acusación, Pervez Musharraf, autoexiliado en Londres, deberá comparecer por orden judicial en una audiencia prevista para el próximo 19 de febrero; de lo contrario será declarado fugitivo.
Aunque ha anunciado que no piensa acudir a esta cita, porque considera que las acusaciones son ridículas, un portavoz de Musharraf ha asegurado que se mantiene su intención de visitar Lahore este año para seguir con sus
planes políticos. De confirmarse, podría ser detenido.
El expresidente renunció como militar y decidió ganarse el cargo de presidente como civil en 2008, pero fue derrotado en las urnas por el PPP, el partido de los Bhutto.
Ahora, su plan era regresar a la primera línea política de Pakistán. Por ello, el pasado 1 de octubre pedía disculpas a la población pakistaní por sus errores del pasado a la vez que presentaba desde Londres un
nuevo partido político, la Liga Musulmana de Todo Pakistán. Bajo este paraguas político, Musharraf pensaba regresar a Pakistán a tiempo para concurrir en las próximas legislativas de 2013.
En Pakistán la noticia de la orden de arresto llegaba sólo tres días después de que la grave situación económica provocara una profunda remodelación y reducción del gobierno. El gabinete, que constaba de 62 miembros entre ministros, viceministros y asesores, presentó su dimisión al primer ministro Yusuf Raza Gillani para que éste pudiera nombre un gabinete más reducido.
Según una enmienda constitucional introducida en 2010, el tamaño del gobierno no puede superar el 11% del parlamento, por lo que el nuevo gabinete no podrá contar con más de 48 miembros. Mientras siguen las
negociaciones con la oposición, se espera que el número de miembros no llegue a este máximo debido a la necesidad de limitar los gastos del ejecutivo.
Esta medida de austeridad era una de las exigencias del principal partido de la oposición, el PLM-N de Nawaz Sharif, tras quedar la coalición gubernamental liderada por el PPP en minoría este mes de enero.
La noticia de la orden de arresto contra Musharraf llega en un buen momento para el gobierno y para Zardari, que logran así distraer la atención, al menos en parte, de la delicada situación política y económica que vive el país.