Redacción
11/11/2010
La cumbre del G-20, que reúne a los países más desarrollados y a los emergentes en Seúl, intentará alcanzar un acuerdo que permita avanzar en las reformas del sistema financiero para corregir los desequilibrios e intentar evitar una guerra de divisas, a pesar que las posturas de los diferentes países siguen estando muy alejadas.
Las entrevistas de Barak Obama con Hu Jintao y Angela Merkel marcan el inicio de una reunión que viene precedida de posturas enfrentadas.
A pesar de que presidente Obama se mostraba
dispuesto a facilitar un acuerdo y había enviado una carta previa a los principales líderes pidiendo esfuerzos y compromisos de futuro, China y Alemania han criticado en los últimos días la propuesta norteamericana de pactar límites a los superávits y los déficits comerciales.
Aunque oficialmente la quinta
cumbre del G-20 se inicia esta noche en la capital surcoreana, todas las delegaciones ya se encuentran trabajando para pactar una declaración final, que de momento parece difícil de conseguir.
La denominada “guerra de divisas” puede encallar la cumbre. A las tradicionales críticas a la política monetaria china por controlar el cambio de su moneda y mantenerla artificiosamente baja, se suma la decisión de la Reserva Federal norteamericana de inyectar liquidez en la economía, medida que conduce a la devaluación del dólar. Otros países también han aprobado medidas para controlar el flujo de capitales; Brasil y Tailandia han impuesto límites a la compra de deuda por parte de extranjeros.
La Unión Europea ha mostrado su preocupación ante medidas que pueden generar un nuevo proteccionismo comercial y a que los países se sientan tentados a intentar blindar sus economías en vez de trabajar juntos para salir de la crisis.