Redacción
18/10/2010
Unos 3.000 camisas rojas –según la policía-, procedentes de diferentes provincias, se manifestaron este domingo en
Ayutthaya, en el centro de Tailandia, para exigir una vez más la dimisión del primer ministro Abhisit Vejjajiva.
Era el segundo domingo consecutivo de protestas, ya que la semana anterior unos 6.000 opositores se reunieron en Bangkok con el mismo fin. Pero en la capital, el estado de emergencia decretado tras el aplastamiento de las protestas en mayo pasado sigue vigente, como en otras tres provincias más. Sin embargo, en Ayutthaya no afecta esta medida.
Los manifestantes, seguidores del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, se reunieron en el estadio de Ayutthaya, donde hubo
discursos y actividades durante horas. Para evitar altercados, entre mil y dos mil policías se habrían desplegado en la zona.
A pesar del estado de emergencia impuesto desde la crisis de la pasada primavera, recientemente se han organizado nuevas protestas contra el gobierno. Así, el 19 de septiembre, 4º aniversario del golpe de estado que defenestró a Thaksin Shinawatra, unas 9.000 personas se manifestaron en Bangkok y en Chiang Mai, ciudad natal del ex primer ministro, actualmente procesado por corrupción y en el exilio.
El Partido Demócrata se enfrenta a su posible disolución
Los camisas rojas podrían ver cumplidas sus reivindicaciones si la justicia tailandesa considera culpable de
corrupción al Partido Demócrata del actual primer ministro, quien ha ido a declarar ante el tribunal constitucional como testigo del caso.
La justicia tailandesa acusa al PD de incumplir las leyes electorales por haber gastado más de lo permitido en anuncios durante la campaña electoral de 2005. Éste es uno de los dos casos por irregularidades financieras a los que se enfrenta el PD.
Si el PD, el partido más antiguo del país, es declarado culpable, podría ser disuelto, con lo que la actual coalición gubernamental no podría seguir en el poder. Además, el primer ministro Abhisit podría ver prohibida su participación en la vida política durante cinco años.
De llegar a esta situación, Tailandia, dividida entre partidarios de Thaksin Shinawatra y partidarios del actual gobierno, podría ver recrudecer su inestabilidad.