Eva Queralt
20/04/2010
Yunnan, Guangxi, Guizhou… las provincias del suroeste de China, conocidas por sus ríos y espectacular naturaleza, sufren la peor sequía en un siglo. Hace meses que la lluvia apenas aparece y donde había cascadas de agua y verdes valles, ahora hay suelos secos y agrietados.
La sequía que azota el suroeste de China ha dejado ya a 27 millones de personas con graves problemas para abastecerse de agua potable. Las cosechas se echan a perder y más de quince millones de cabezas de ganado sufren para beber. Incluso la catarata de Huanguoshu, en la provincia de Guizhou, que era una de las más impresionantes de Asia con una caída de 67 metros, hoy apenas permite lavarse las manos en sus aguas.
El problema es de tal magnitud que el primer ministro Wen Jiabao se ha desplazado hasta la región y ha visitado algunas localidades de entre las más afectadas para ver en persona cómo está el nivel de reservas de agua potable y los daños que la sequía está provocando en la agricultura.
La primavera es un momento importante para unos cultivos que en muchos casos aseguran la alimentación de una población que vive en las regiones más pobres del país. Por ello, Wen recomendó a los vecinos que plantaran vegetales resistentes a las malas condiciones climatológicas, como patatas o maíz. El gobierno de Pekín ha destinado 922,4 millones de dólares para proyectos que ayuden a aliviar la situación en el conjunto de zonas afectadas, que suman ya unos 7,73 millones de hectáreas.
En la provincia de Guangxi la sequía ha penetrado en el interior de los bosques, hasta el punto que varios animales salvajes que normalmente viven ocultos entre la naturaleza se han desplazado hasta los núcleos urbanos en busca de agua.
La extrema situación afecta a algunas especies protegidas en el país, como un mico de cabeza blanca. Para intentar evitar mayores consecuencias, la administración regional se ha movilizado y transporta agua hasta el interior de las reservas naturales.
En la vecina Ghizhou, donde 5,8 millones de personas sufren restricciones, incluso los equipos de
rescate aprovechan sus conocimientos sobre espeleología para introducirse en cuevas y grietas en busca de salidas de agua que, aunque estén incluso a 400 metros de la superficie, puedan ayudar a superar la espera de las lluvias durante unos días más.
http://www.bjreview.com/photos/txt/2010-04/02/content_260040.htm
En el plano económico, la falta de agua también afecta a varios sectores, como la industria minera. En esta región abundan las extracciones de mineral ferruginoso, pero podrían tener que cerrar en pocas semanas si se mantiene la sequía. Las pérdidas económicas, sólo en la provincia de Yunnan, podrían superar los 3.500 millones de dólares.
A la falta de lluvia y la disminución de los caudales fluviales, hay que sumarle altas temperaturas y un control poco eficiente de las reservas de agua y de los sistemas de riego. Por ello, en las regiones más castigadas, se buscan todo tipo de soluciones. En algunas zonas de Guangxi se está enseñando a los campesinos a introducir
técnicas que permitan limitar el consumo de agua, como el sistema de goteo o cubrir la plantación con plásticos. En determinadas zonas, también se está empezando a provocar lluvia artificial.
A la hora de buscar culpables, unos se lamentan mirando al cielo, otros dicen que es una consecuencia del cambio climático, y unos terceros se preguntan si ha tenido algo que ver el enorme y acelerado crecimiento del país, especialmente en la costa este.
Pero la sequía no sólo afecta a China. La falta de lluvias en el suroeste de la República Popular viene acompañada de una importante disminución del caudal de uno de los grandes ríos asiáticos que atraviesa la región, el Mekong, que tras dejar China riega tierras de Birmania, Tailandia, Laos, Camboya y Vietnam.
Según estos cuatro últimos
países, que forman parte de la llamada Comisión del Río Mekong, la sequía se ha visto agravada por las grandes presas y centrales hidroeléctricas que China ha construido en el norte del curso fluvial.
Pekín niega que estas infraestructuras tengan ninguna influencia, pero ha aceptado colaborar con esta comisión y aportar datos que demuestren su postura. Sólo en Tailandia se estima que la falta de agua del Mekong está afectando a 14.000 poblaciones que viven de la riqueza que aporta el gran río.
Ante el empeoramiento paulatino de la situación, la esperanza la proporciona el cielo. La época de las lluvias está a punto de llegar y muchas confían en que ésta sea su salvación.