Vengeance, el thriller más internacional de Johnnie To

Anna Zaera 02/10/2009 El primer thriller rodado en inglés del director hongkonés Johnnie To combina con éxito la acción más trepidante con la reflexión acerca de la naturaleza humana y el choque cultural

Hacía tiempo que por la mente del cineasta Johnnie To corría la idea de rodar un thriller en inglés con el objetivo de llegar a un público más amplio, sobretodo a las salas comerciales de Estados Unidos y Europa, reticentes a apostar por el cine de acción hecho más allá de su industria.

Si alguien podía probar éxito en esta empresa, Johnnie To, tenía todos los números para salir airoso, después de haberse consagrado como un profesional reconocido del género en los más prestigiosos festivales internacionales, con películas de la altura de Election, Exiled o Throw Down.

Podríamos decir que Vengeace ha sido la primera apuesta “de puertas afuera” del hongkonés, y por las reacciones en el festival de Cannes –presentada a competición este año- y de San Sebastián –elegida en la sección Zabaltegi para clausurar la muestra- , parece que supera el reto y consigue hacer de su cine un producto “exportable”, sin perder su estilo más genuino, como su obsesión por la improvisación en los diálogos, la elección de escenarios que le son muy conocidos o el gusto por perderse en los detalles en cada plano.

Sin embargo, ya desde su génesis, Vengeance, se construía a través de la mirada de un protagonista occidental, y este hecho, demuestra las ganas del director de imprimir un aire globalizado a su cine, y de situar el choque cultural entre los protagonistas como uno de los pilares ocultos del film.

Vengance, aunque cuenta con un reparto hongkonés, esta protagonizada por Johnny Halliday, el cantante francés que fuera estrella del rock de este país en los setenta. Halliday, se hizo con el papel después que Alain Delon, para quién To había pensado el papel lo rechazara.

Cuenta el director que encontró a Halliday cenando solo en un restaurante de París, y fue en este momento al ver su mirada azul inquietante y su aire decadente de viejo rockero, cuando sintió que se encontraba delante del personaje de Costello, un hombre sesentón que decide volar a Hong Kong, un lugar donde nunca antes ha estado, para visitar a su hija malherida y jurarle que vengará la muerte de su nieto y de su yerno, asesinados a sangre fría por unos matones.

A través de la mirada de este hombre “occidental”, elegante y misterioso, el director abre las puertas a los bajos fondos de Hong Kong y de Macao, allí donde los rascacielos y el neón de los casinos alternan con pequeños pueblos portuarios, donde los hongkoneses deben ganarse la vida, muchas veces al margen de la ley. El protagonista contactará con estos personajes marginales, matones a sueldo, para que le ayuden a encontrar a los asesinos de su familia en una ciudad que le resulta desconocida.

Este será el escenario elegido para que el director inicie una reflexión sobre la justicia, la dignidad y el coraje, como códigos primarios de un lenguaje universal. Sin paliativos, ni moralinas, sino ahondando en el sentido de la venganza, como el reverso natural de otras emociones, como el amor, la lealtad o el compromiso.

Con esta reflexión como base, To convierte los espacios más cotidianos de estas dos metrópolis en escenarios donde los protagonistas se desafían y se juegan el honor o la muerte en cada esquina. Unas pugnas que en muchos puntos del filme recuerdan los duelos clásicos del western, pero huyendo de los personajes planos de “bueno” y “malo” y construyendo unos caracteres realistas y que dejan ver sus dudas morales al tiempo que se enrolan en violentos cruces de balas.

Este manejo ágil de la acción y “la humanización” de los personajes es uno de los alicientes de esta nueva propuesta de To. Según el propio director, su idea era que las escenas de acción ayudaran a perfilar la personalidad de sus protagonistas sin perder el ritmo ni resultar ñoño para el espectador.

Lo consigue a través de los planos detalle, de la ralentización en la ejecución de algunas escenas y del simbolismo de algunos paisajes, elementos habitualmente poco explotados en este género y que en Vengeance adquieren casi entidad propia. Se recordará el tiroteo en el merendero con la una luna que aparece y desaparece detrás de las nubes, al ritmo que los seis matones enfrentados se ocultan detrás de los árboles para disparar. O también, la distensión que los protagonistas consiguen alrededor de la mesa, donde los placeres gastronómicos muchas veces son la antesala a una escena de acción.