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Sábado, 23 de noviembre de 2024
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Tiananmen, según los universitarios chinos de 2009
Veinte aniversario de la represión de la revuelta democrática de 1989.
El 4 de junio se cumplen 20 años de la matanza de Tiananmen, en la que murieron cientos, quizá miles de personas -el gobierno chino no ha publicado una lista de víctimas-.
Ana Fuentes - Pekín 30/05/2009 Pero el que muchos califican como el incidente que más ha condicionado el rumbo de China en los últimos años sigue siendo tabú. Las nuevas generaciones conocen la versión oficial, pero, ¿qué saben de lo ocurrido? ¿Qué piensan de los manifestantes de entonces? ¿Podría volver a ocurrir?

El seto es triangular, mide unos tres metros de lado y está sembrado de flores rosas y algunas botellas de refresco vacías. A la izquierda se alza el auditorio de la Universidad de Pekín. A la derecha, un puesto de golosinas y yogures. Pocos estudiantes que atraviesan el lugar recuerdan que hace treinta años allí se alzaba uno de los símbolos de mayor agitación intelectual de China: el Muro de la Democracia, un tablón en el que los jóvenes pegaban protestas e ironías como: "Preferimos la democracia capitalista a la hipócrita democracia socialista avanzada" o "Las olas sostienen el barco pero también pueden engullirlo".

Jin Lei (que, como todos los entrevistados, pide usar un nombre ficticio) recorre el paseo arbolado junto a lo que fue el Muro cargada de apuntes de inglés. Para ella, el próximo 4 de junio es una fecha clave, no porque se cumplan 20 años de la masacre de Tiananmen, sino porque se examina para acceder a una universidad estadounidense.

La noche en que los tanques entraron por la Avenida Chang An mellando el asfalto hasta la plaza de Tiananmen, Lei tenía un año y medio y vivía con sus padres en la provincia de Shandong, en el este del país. "No había medios independientes y las noticias llegaban con cuentagotas", explica. "En casa no hablamos del tema. Creo que porque mis padres tampoco recibieron mucha información entonces, al igual que todos los que no vivían en Pekín".

Los padres de Jin Lei, purgados durante la Revolución Cultural, tratan de proteger a su hija rogándole que no se meta en política. Ésta, para la mayoría de los padres chinos, es sinónimo de disgustos. El resultado es que, dos décadas después de la matanza, a gran parte de los jóvenes el activismo político sólo les provoca rechazo.

Lo que sí les ha calado hondo es el discurso oficial sobre la importancia de la armonía social. "Claro que nos interesa que nuestro país vaya a mejor, que se democratice", explica Lei, "Estamos en contra de la corrupción, pero nunca nos enfrentaríamos al gobierno de forma tan irracional, en todo caso lo haríamos de forma pacífica. Nosotros no nos arriesgaríamos tanto", sentencia.

Sus amigos Lu Xue y Xiao Peng asienten. "De todas formas, no hay que confundir a la gente que ha recibido educación con los iletrados del campo. Para los pobres la máxima preocupación es tener qué comer", dice Lu Xue. Xiao Peng añade: "Muchos chinos se creen la propaganda del Estado porque después de Tiananmen ha habido un largo período de estabilidad".

Élite apolítica

Hijos únicos en una generación marcada por la restrictiva política de natalidad, y privilegiados al poder estudiar en las universidades más selectas, Lei y sus amigos persiguen ser el orgullo de sus padres y conseguir un buen trabajo. "Nos preocupa más sacar buenas notas que la política", reconoce Xiao Fei, de 22 años, que cursa Filología Alemana en la Universidad de Lenguas Extranjeras.

El análisis que estos estudiantes hacen de la masacre es aséptico, numérico, lejano. Tienen perfectamente asimilada la relación de fechas, de líderes políticos y de frases célebres. Saben, por ejemplo, que la crisis política empezó el 15 de abril de 1989 con la muerte del entonces ex secretario general del Partido Comunista Chino Hu Yaobang y el homenaje de los estudiantes. "Pocos días después, los estudiantes pidieron libertad de prensa y de palabra ante el Gran Palacio del Pueblo. Organizaron una sentada y querían que el gobierno rectificara por haber cesado a Hu Yaobang", explica Lu Xue.

Xue, que nació en la provincia rural de Hunan, como el presidente Mao Tsetung, relata de forma profusa cómo fueron y cómo fracasaron las negociaciones de los manifestantes con el Gobierno en la llamada Primavera de Pekín. Sin embargo, al llegar a la madrugada del 4 de junio su relato se vuelve confuso. "Siempre nos han dicho que el gobierno trató de disuadir a los estudiantes y que éstos emplearon la violencia, pero no lo tengo muy claro", comenta.

Hace tres años, Lu Xue y Xiao Peng empezaron a plantearse que la versión oficial podía hacer aguas cuando un compañero les dejó un vídeo prohibido en China sobre el “liu si” (literalmente "cuatro del seis", el diminutivo que usan los chinos para hablar de la matanza). "Desde el instituto, algunos nos pasamos los vídeos camuflados y sabemos perfectamente cómo descargarlos de Internet", cuentan. Y confiesan que se prestan los documentales sobre Tiananmen con el mismo tiento y secretismo que las películas pornográficas.

Censura "necesaria"

Estos jóvenes estudian los siete días de la semana para convertirse en la futura élite china. Lo hacen a sabiendas de que sus libros de texto omiten gran parte de los hechos del 4 de junio, que su ordenador se bloquea cada vez que tratan de buscar referencias sobre el tema y que muchos libros sólo se encuentran en el extranjero. Aun así, cierto nivel de censura les parece aceptable. "No es por nosotros por quienes bloquean Internet o censuran las películas en el cine, sino por toda la gente no educada que puede malinterpretar cierta información", explica Lei.

A la hora de valorar si mereció la pena la protesta estudiantil, las opiniones en este grupo de amigos son divergentes. "Muchos extranjeros me preguntan siempre por lo que pasó en Tiananmen. Entiendo su curiosidad, pero me parece un poco sospechoso que siempre quieran recalcar las cosas malas de China. Mi país se ha desarrollado muy rápido. Hay que mirar los acontecimientos con perspectiva", asegura Xiao Fei.

"Fue algo horrible que espero que nunca se repita, aunque no creo que ocurra porque el Gobierno lo está haciendo mejor ahora y nosotros somos más racionales", repone Lu Xue.

Jin Lei, que acaba de ver un vídeo de la cadena británica BBC prohibido en China, está muy impresionada por las imágenes. "Había mucha sangre", dice. Le tiembla la voz. "Nos habían contado que los soldados simplemente se protegieron de la provocación de los estudiantes, pero en el documental he visto que estaban matando a la gente. Es algo brutal. Acabo de darme cuenta de que ahora se cumplen 20 años...", musita mientras bebe un sorbo de té.

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