Redacción
25/05/2009
El cine oriental cumplió las expectativas y se llevó un reconocimiento proporcional a su representación. Tres premios por cinco películas a concurso. Un palmarés justo y bastante previsible teniendo en cuenta que la
62 edición del festival presentaba una Sección Oficial con un marcado acento asiático.
Quizás el galardón que más sorprendió a la crítica fue el que se llevó el filipino Brillante Mendoza a mejor director por su película “Kinatay”, teniendo en cuenta la cuadrilla de directores consagrados que aspiraban a llevárselo.
Sin embargo, ni Almodovar, ni Tarantino, ni Ang Lee hicieron sombra al filipino y, finalmente, se cumplió el guión menos previsible. “Kinatay”, un retrato despiadado de la violencia y la miseria en lo bajos fondos de Manila, sedujo al jurado por la fuerza de sus imágenes y por la maestría experimental que demuestra Mendoza detrás de la cámara. Un saber hacer que, pese a las críticas de algunos sectores, lo consagra ya como un director de culto, después de que el año pasado ya avisara de su proyección con la presencia de su filme “Serbis” en la Sección Oficial.
A parte del reconocimiento al cine valiente de Mendoza, el jurado también ha premiado, quizás por el mismo motivo, el guión de la película del chino Lou Ye, “Spring fever”, escrito por Feng Mei, que marca el ritmo de las noches de pasión de dos amantes homosexuales en Nanjing. Un guión que merece el premio, simplemente por arriesgado, teniendo en cuenta que la película de Lou Ye, “Summer Palace”, fue censurada por el régimen comunista.
Finalmente, el surcoreano Park Chan Wook se ha llevado la Palma de Oro del Jurado ex aequo por “Thirst”, una historia de vampiros marcada por una crítica incisiva a la iglesia católica. Park Chan Wook es otro de los celebres asiáticos de Cannes, ya que en su debut en 2004 se llevó el Gran Premio del Jurado por “Old boy”, recibiendo los elogios de Tarantino que admitió que el filme del surcoreano “era la obra que él siempre havia querido hacer”.
A pesar de la emergencia del cine oriental, el gran vencedor del certamen fue el austríaco Michael Haneke que volvió a conmocionar al público como sólo el sabe hacer. “The white ribbon”, una historia sobre el nacimiento del nazismo rodada en blanco y negro, se llevó la Palma de Oro de Cannes y el aplauso unánime de público y crítica.