La vida “Después del banquete”

Anna Zaera 17/04/2009 Entre un banquete y otro, transcurre una historia. La historia de dos personas que aceptan las consecuencias de su última ambición, de la misma manera que aceptan que la vejez se instale definitivamente en sus cuerpos y los convierta en un espejismo de lo que en su día fueron. Esta es la historia de un hombre y una mujer, que, pasados los sesenta, se debaten entre la ilusión por algo que siempre han deseado y la resignación definitiva. Después del banquete a veces tiene el tono de un réquiem, y acaba convirtiéndose en un vals, bailado a descompás.

Kazu es el motor de una historia que sin ella tendría el carácter lento y frágil de la senectud. Es una mujer enérgica y emprendedora, que regenta un prestigioso restaurante en Tokio. Tiene una vida acomodada y, según el narrador ha renunciado a cualquier sentimiento pasional. Sin embargo, el alma humana siempre está dispuesta a renacer para esquivar un destino aletargado. Esto sucede cuando en su camino se cruza Noguchi, un político austero y serio, que después de enviudar vive apartado de la esfera pública.

Pese a su aire apocado, Noguchi despierta en Kazu la inquietud de un amor juvenil. Noguchi posee algo que despierta el deseo de Kazu; ha ostentado un alto cargo en el gobierno de Japón y, por eso, pertenece a estos pocos ciudadanos que encarnan el poder de la clase dirigente. Cegada por la casta de Noguchi, Kazu inicia un persistente cortejo que los acabará convirtiendo en matrimonio.

En plena madurez, y convertida en la señora Noguchi, Kazu ve como su tesón la ha llevado a reinventar su existencia. Con el título que le otorga la clase social que siempre había deseado, el matrimonio le permitirá ingresar en el club de la nobleza. Una raza superior que podrá llevar marcada a fuego para toda la existencia. Sin embargo, el destino no será tan previsible.

Por un lado, esta es una historia sobre la ambición, el deseo de reconocimiento y el miedo a que la muerte represente la desaparición definitiva. Por otro, es un relato que posee los paisajes y la belleza marchita de la resignación. Dos maneras de afrontar la edad adulta que se descubrirán enzarzadas en una lucha psicológica, que ganará el más fuerte.

Este choque latente entre los personajes explota cuando Noguchi decide volver a entrar en la escena política. Mishima retrata una clase política corrupta que tiene mucho que ver con la agitación política y social que sacudían los ideales del autor en los años sesenta. Mishima le otorga a Noguchi la rectitud de la que él haría gala en los últimos años de su vida. Para Noguchi, la política, como el amor o como la moral están regidos por leyes inmutables.

Es imposible que Mishima no remueva muchas de las inquietudes humanas en sus textos. “Después del banquete”, no es una excepción. Al acabar de leer esta obra queda desencanto pero también una puerta abierta a la vida. Una opción a otro banquete, a las risas y al jolgorio de la multitud entusiasmada.

Este libro forma parte de la brillante bibliografía de todo un símbolo del Japón contemporáneo. Yukio Mishima se convirtió en un ferviente defensor de los valores ancestrales japoneses frente a la invasión cultural occidental. Vivió su vida con la misma teatralidad con la que planeó su suicidio a los 45 años de edad. Después de este trágico final, Yukio Mishima se convirtió en un personaje inquietante y misterioso, cuya obra tomó la intensidad de un tratado premortem.

Unas novelas que como “Después del banquete” muchos releyeron siendo conscientes que cada línea era el fruto envenenado de quién sabe que va a morir.