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Martes, 16 de julio de 2024
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En el corazón de la cuarta revolución china
El libro de Ramón Tamales nos sitúa ante la verdadera China, la potencia emergente que va a hacer del Siglo XXI el suyo.
Ramón Tamames Montserrat Arbós 21/02/2007 “Todo el mundo ha asumido que éste será el siglo de China, pero aún tenemos algunas ignorancias respecto de lo que es este país, respecto de cómo es y a dónde va”. Al hilo de aquel capítulo de su consagrado manual sobre Estructura Económica Internacional titulado ‘China, el coloso enigmático’ y con idéntica voluntad pedagógica, el catedrático Ramón Tamames (Madrid, 1933) acaba de publicar El siglo de China. De Mao a primera potencia mundial (Barcelona: Planeta, 2007), un completo repaso a todas las coordenadas que están configurando la llamada cuarta revolución , la que está llevando el país por la senda de la liberalización y la globalización económica y deberá llevarlo también a la de la libertad política.

“No tenga ninguna duda de ello –nos remarca el profesor Tamames-. Como dice [el premio Nobel de Economía] Amartya Sen y tantos otros, la democracia es un instrumento más de desarrollo económico y siempre se llega a un punto crítico en el que, dentro de un marco económico diversificado, complejo y sofisticado como será el chino, la democratización se hace, simplemente, necesaria. Será un proceso lento... Quizás la UE y los Estados Unidos podrían forzar algo las cosas, presionar en el terreno de los derechos humanos. Pero no dude que llegará, llegará por si solo. ¿Cuándo? Bueno, no antes de diez años pero tampoco después de veinte. ”.

Curiosamente, este es el único aspecto que el autor no aborda en su libro de manera directa: las relaciones de poder internas en el Partido Comunista y las expresiones políticas de la China de hoy.

Tamames es economista y se ciñe a ello, pero quien quiera leer entre líneas puede aprovechar algunos ejemplos reveladores con los que ilustra, desde el detalle, lo que se está cociendo; eso sí, sin aventurarse a enhebrar predicciones arriesgadas. Algunas muestras: por ejemplo, el endurecimiento de la censura tanto en Internet como en los medios de comunicación tradicionales y su posible efecto obstaculizador del desarrollo económico “al limitar el suministro de información de todas clases”; o la inquietud de las autoridades ante fenómenos como el programa televisivo ‘Supergirl’, versión local del concurso musical ‘Operación Triunfo’, que enganchó a 400 millones de espectadores que afirmaban sin ambages que la gracia de todo aquello era el simple hecho de poder votar y elegir a la ganadora; o los esfuerzos de “los izquierdistas” por frenar el acceso al país de los inversores extranjeros.

“Al Partido le interesa tanto captar a los empresarios y a los grandes millonarios como mantener a los izquierdistas bajo control”, explica el catedrático a asiared. “Se puede hablar de una facción izquierdista dentro del régimen que siente una cierta nostalgia de las épocas de Mao y que está intentando frenar las privatizaciones parciales de las grandes empresas públicas. La verdad es que, en ciertos momentos, han conseguido frenar un poco la apertura económica, pero no conseguirán suspenderla ni imponer una marcha atrás. Eso no va a suceder, sencillamente, porque se pondría en juego el crecimiento y la prosperidad y se generarían unas convulsiones internas mayúsculas, incontrolables... En Pekín saben que con cientos de millones de parados, el régimen estaría en peligro. Y el régimen no se pone en peligro”.

Los retos del crecimiento

“La evolución del modelo económico chino es muy peculiar –prosigue Tamames-. Ingresaron en la OMC [Organización Mundial del Comercio] en el 2001, pero siguen teniendo un Partido Comunista que es el gran regulador del cambio, siguen hablando de economía socialista de mercado y lo que parece cada vez más claro es que no van a renunciar a un largo elenco de empresas públicas importantes que continuarán bajo control estatal. Están mejorando su gestión de una manera fantástica. Es un poco el modelo de los keiretsu japoneses o de los chaebol sur-coreanos. Y con este elenco de unas decenas de grandes empresas van a seguir controlando la economía; eso es lo que a ellos les interesa: no dispersarse en una atomización. Para los servicios, por ejemplo, sí van a permitir que haya empresas de todos los tamaños, pero para la siderurgia, la energía, la petroquímica, la banca... van a continuar siendo, en buena medida, sectores públicos participados por empresas extranjeras que dispondrán de acciones pero ni mucho menos del control”.

Además de ofrecer un análisis detallado de lo que ha supuesto para China el ingreso a la OMC -auténtico motor de esta cuarta revolución-, uno de los capítulos más interesantes del libro es el que repasa los retos que este crecimiento “imparable” está planteando a las estructuras sociales, legales y medioambientales del país: corrupción, un sistema judicial ineficaz, un dualismo campo-ciudad “que ha llegado a un nivel insoportable” , un sistema sanitario lastimoso, un nivel de contaminación del agua, el aire y el suelo mucho más que grave, etc.

Pero a pesar de la crudeza de las cifras aportadas (unos apuntes: siete de las diez ciudades más contaminadas del mundo están en China, la mitad de la población no tiene acceso a asistencia médica, y el coeficiente Gini de desigualdad sitúa China en un grado 0’4 , parámetro juzgado internacionalmente como alarmante), Ramón Tamames insiste en señalar que “China está trabajando para resolver o atenuar” todos estos problemas.

“Por ejemplo, están mejorando el modelo energético. Quizás aún no esté muy claro qué nuevo modelo quieren, pero están tomando decisiones verdaderamente sorprendentes Gamesa les está construyendo fábricas de aerogeneradores, e Iberdrola, Endesa y Acciona se van allí a hacer parques eólicos para descontarlo de la factura de los derechos de contaminación de nuestro sistema industrial!. Están experimentando con ciudades de vertido cero de gases de efecto invernadero. El propio ex-vicepresidente de Estados Unidos Al Gore lo dice bien claro en su película: los automóviles chinos ya tienen sistemas de reducción de emisión de gases que en California no implantarán antes de seis o siete años....”.

Políticas tranquilas de una potencia

En el tramo final de su estudio, Tamames –quien desde 1997 es profesor visitante de la Universidad de Macao- presenta los vectores del llamado ascenso pacífico de China en el escenario internacional y concluye con un par de capítulos dedicados a las relaciones con España y al papel de las empresas españolas afincadas en el país. “España está en un nivel acorde a su tamaño: hay como unas 500 empresas y somos el séptimo país en inversiones. Muy lejos de Estados Unidos o Alemania, o Japón, o Corea del Sur, pero con fuerza para nuestra dimensión. Aunque, para qué negarlo, todavía somos un grano de arena en la inmensidad china”.

“La consigna general –recuerda el catedrático de Estructura Económica- es: ‘hay que estar en China’ pero así se han cometido algunos errores. Es lógico que a Chupa Chups le salieran imitadores por todas partes porque eso de ponerle un palo a un caramelo lo hace hasta el chino de la esquina. Pero en cuanto hay un poco de complejidad y marketing, las cosas funcionan. Nutrexpa lo ha hecho muy bien, y también Mondragón o Alsa, que tiene en China más negocio del que tiene en toda Europa. Las fábricas de partes y componentes de piezas tienen un futuro extraordinario porque des de allí van a abastecer a la industria china. Con la banca, en cambio, está siendo otra cosa. Yo creo que la banca española ha ido con mucho retraso y ahora todo es mucho más caro y es más difícil de conseguir por aquello que le comentaba de las presiones de la facción izquierdista...”.

En este punto, el profesor Tamames se apremia a remarcar que quizás no se valora lo suficiente el papel de China como garante de la estabilidad financiera mundial. “No somos conscientes de la capacidad financiera china. Con la compra masiva de bonos del Tesoro, Pekín está sosteniendo el déficit público de Estados Unidos, pero ¿sabe que desde hace un par de años, las cédulas hipotecarias que emiten los bancos y las cajas españolas se colocan, en parte, en el banco central de China?”.


Como recuerda el autor (pàg. 66), la primera fue la proclamación de la República por parte de Sun Yat-sen en 1911; la segunda, la proclamación de la República Popular por Mao Tse-tung en 1949; y la tercera, al abordarse las cuatro modernizaciones de Deng Xiaoping, en 1978.

2 “Un estudio elaborado por el propio Ministerio de Trabajo y Seguridad del Gobierno, y difundido por la prensa estatal el 22 de agosto de 2005, resultó más contundente en sus conclusiones: Las diferencias de renta entre la población dispararán la inestabilidad social el 2010, si para entonces el Gobierno no encuentra soluciones inmediatas al objeto de frenar la desigualdad. “ (pág. 154-155)

3 El nivel 1 sería el de máxima igualdad y el 0 el de máxima desigualdad
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