Xavi Costa
10/05/2005
El golpe es el último de los acontecimientos ocurridos en Nepal tras una larga etapa de inestabilidad política.
Los enfrentamientos entre el ejército nepalí y los rebeldes maoístas, que ya han causado 11.200 víctimas mortales en los nueve años de guerra civil, la corrupción entre la clase política, y el misterioso asesinato en el 2001 del rey Birendra, a manos de su propio hijo, son algunos de los factores claves para comprender la realidad actual de Nepal.
La importancia geoestratégica del reino, ubicado en la cordillera del Himalaya, entre dos grandes potencias del continente asiático, India y China, que pujan por ganarse la confianza de sus dirigentes y extender su influencia condiciona su presente.
Según Toni Aguilar, director de la ONG Direct Help Fundation, que trabaja actualmente en Katmandú en un proyecto educativo, “la sociedad nepalí vive en estos momentos en un estado de calma tensa, a la espera de lo que suceda”, aunque añade que “los nepalíes ya están acostumbrados a confiar que las cosas cambien y que esto nunca ocurra”.
El pueblo ha observado con escepticismo los últimos acontecimientos, cuando Gyanendra tomó el poder por la fuerza el pasado 1 de febrero, disolvió el gobierno e instauró el estado de emergencia y suprimió libertades fundamentales como las de expresión y asociación. El estado de emergencia era posteriormente levantado el pasado 29 de abril.
Una parte importante de la ciudadanía, según distintas fuentes consultadas, se muestra confiada en que las medidas de excepción adoptadas por el monarca sirvan para acabar con los altos índices de corrupción institucional.
Por su parte, el monarca ha justificado sus acciones como estrictamente necesarias para combatir de manera más efectiva a los rebeldes maoístas, que controlan una parte del territorio, y se ha comprometido a restablecer la democracia en un plazo de tres años.
El sueño de un estado comunista
Los rebeldes maoístas, que en 1996 se alzaron en armas sobre todo en las zonas rurales, luchan para derrocar la monarquía e instaurar un estado comunista.
En las primeras elecciones democráticas celebradas en Nepal, en 1991, el Partido Comunista Nepalí obtiene representación en el parlamento, pero sus profundas diferencias ideológicas con el resto de partidos, especialmente el Partido del Congreso del Nepal, mayoritario, le impulsan a emprender una lucha armada.
Entre 10.000 y 15.000 milicianos conforman sus filas, bien armados y organizados, con la filosofía de defender los derechos de los más pobres.
Los enfrentamientos entre la guerrilla y el ejército han sido prácticamente constantes desde mediados de los noventa, con algunos acuerdos de alto al fuego temporales.
Las huelgas, el bloqueo comercial de Katmandú y la violencia generalizada han sido el modus operandi de los rebeldes, que se han hecho con el control de distintas regiones.
La incapacidad de los partidos nepalíes en el gobierno para dialogar con la guerrilla provocaba que, en 2002, Gyanendra disolviera el gobierno, destituyera a algunos de los ministros y nombrara a otros.
Aún así, el conflicto se enquistaba y los casos de corrupción política continuaban, por lo que el monarca, alegando defender los intereses de Nepal para combatir a los maoístas disolvía el gobierno el pasado 1 de febrero.
La censura informativa y la comisión anticorrupción
A pesar de las manifestaciones convocadas por la oposición, los movimientos estudiantiles y los periodistas, que se suceden desde febrero, la población, mayoritariamente descontenta con el gobierno depuesto y por el temor a ser detenida por el ejército, no ha participado masivamente en estas movilizaciones.
Más de 400 periodistas han sido arrestados durante este período y los medios de comunicación han sido clausurados en diferentes ocasiones y puestos bajo control del régimen actual.
Con la intención de legitimar el golpe, Gyanendra ha creado una Comisión Anticorrupción, mediante la que se han abierto procesos judiciales contra miembros del gobierno derrocado, a los que se acusa de malversación de fondos.
Los imputados se han negado a comparecer ante el gabinete, consideran anticonstitucional la comisión y creen que el rey pretende practicar una depuración política.
En los últimos días, y tras el levantamiento del estado de emergencia el pasado 29 de abril, algunos presos políticos han sido liberados, pero aún quedan muchas personas recluidas en los centros penitenciarios.
Reacción de la comunidad internacional
La comunidad internacional ha criticado duramente el golpe de estado de Gyanendra y la mayoría de gobiernos occidentales han retirado a sus representantes de Nepal, como medida de presión para que el monarca reinstaure un régimen democrático de manera inmediata.
La India y el Reino Unido, los principales proveedores militares del estado nepalí, bloquearon el envío de armas, pero conversaciones recientes entre Gyanendra y el primer ministro indio, Manmohan Singh, durante la cumbre Afro-Asiática de Yakarta, han derivado en el levantamiento del embargo por parte de India.
Representantes del gobierno de Nueva Delhi han argumentado que la decisión tomada responde a la convocatoria de elecciones municipales para el próximo mes de abril, que ha sido interpretada como una apuesta a favor de la democracia.
Por otra parte, la prensa internacional ha apuntado que uno de los motivos por los que la India podría haber levantado el embargo reside en el temor de que China, que no ha criticado el golpe de estado, acercara posiciones con el gobierno de Katmandú y le vendiera armas.
Fuentes nepalíes consultadas por asiared describen la situación de inestabilidad alcanzada como “insostenible”.
En este sentido, golpe de estado de Gyanendra es el resultado de numerosos factores internos, principalmente el de la guerrilla maoísta y el de la incompetencia para gobernar de los partidos en el poder, así como externos, es decir, la influencia exterior de China e India.
El cónsul honorario de Nepal en Barcelona, Lluís Belvis, opina que Nepal se encuentra en una posición de debilidad, siempre sometida a los intereses de las potencias vecinas, capaces de ejercer una gran presión y conseguir desestabilizar la región.
Nepal denuncia la actitud de Nueva Delhi en el conflicto nepalí y lo acusa de promover la inestabilidad del reino de Katmandú para desviar la atención de los diferentes problemas internos dentro de sus fronteras.
Critica la actitud pasiva de Nueva Delhi para detener el contrabando de armas que nutren las filas de la guerrilla maoísta, en su mayoría procedentes de la India.
El pasado mes de marzo, la ONU, la Unión Europea (UE) y siete agencias de ayuda humanitaria que trabajan en la región, difundieron un comunicado conjunto en el que advirtieron que Nepal estaba al borde de una crisis humanitaria.
Como respuesta a la presión por parte de la comunidad internacional, que acusa al régimen de Nepal de violación de los derechos humanos, Gyanendra ha llegado a un acuerdo con el alto Comisionado de Naciones Unidas que permite el despliegue en el país de un grupo de observadores internacionales.
Repercusiones en el sector turístico
Recientemente, un comunicado del Consejo de Turismo de Nepal (NTB, siglas en inglés) ha anunciado que el número de turistas que visita Nepal ha descendido de manera notable en los últimos tres meses, desde el golpe hasta la actualidad.
Solamente 50.000 turistas viajaron al país entre febrero y abril de este año, mientras que en el mismo período, en el 2004, la cifra fue de 86.000 viajeros.
Si el turismo convencional ha reducido en un tercio su actividad, la inestabilidad no ha afectado a las expediciones al Everest, que han aumentado considerablemente.
La mayoría de gobiernos occidentales no recomiendan Nepal como un destino vacacional en estos momentos.
Así pues, el cónsul español en Nueva Delhi, Darío Otero, del que dependen también los asuntos consulares de Nepal, explica que los viajeros que deseen desplazarse a este país deberán extremar las precauciones y que todas las informaciones detalladas sobre viajes pueden consultarse en la página web del ministerio de Asuntos Exteriores.
El responsable del área de Nepal en la Agencia de Viajes Tarannà, Gerardo Schulman, comenta que el número de reservas para el verano no ha descendido, aunque “los futuros viajeros están a la expectativa de los acontecimientos” ante un eventual agravamiento de la crisis que supondrá la cancelación del viaje.
En una década de conflicto, los turistas han sido siempre respetados por los maoístas, conscientes de que el sector --la mayor entrada de divisas para las arcas del reino-- es una de las principales fuentes de ingresos para la población.